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martes, 16 de junio de 2009

Vidas enfrentadas


Ella me asegura que me quiere… sus lagrimas caen sin remedio por sus mejillas porque nadie puede evitar que las mentiras duelan en algún sitio perdido del cuerpo mientras la ultima letra de su amor cae por su boca queda irremisiblemente condenada a mi conocimiento de la verdad absoluta.

Sus gimoteos cesan después de unos minutos… intenta inútilmente enroscarse bajo mis brazos pero no lo consigue… me zafo a la derecha y su figura se desploma como un edificio demolido por cargas en sus cimientos… al llegar al suelo sus ojos buscan el significado oculto de mis movimientos.

Descubre mis pupilas clavadas en ella sin ningún remordimiento. En ese mismo momento la asaltan demasiadas preguntas entre las que escoger una… su desafortunada habilidad innata de equivocarse hace elegir la más estúpida de ellas…

¿Tu me quieres?...

Y el silencio entra en escena como contestación en suspensión a la negativa evidente… Sus lagrimas regresan mas poderosas que nunca y ya no por sentirse impotente de contar la verdad… sino por la rabia acumulada de haber tenido que fingir por nada.

La realidad se ha hecho patente a lo largo de los días… con el reguero de las semanas y el incesante goteo de los meses que esta extraña relación había mantenido latentes. La verdad no era más que una prostituta vestida de luto esquivando las miradas lascivas de los hombres que madrugaban demasiado para ir a sus trabajos.

Yo la sabía… ella también, pero por alguna remota razón oculta al entendimiento los dos habíamos prolongado esa monótona rutina a pesar de saber que no llevaba a ningún puerto.

Aun así ella se maldecía desde el suelo por haber luchado por algo que no merecía la pena… la verdad de sus palabras brotaba cristalinas de su boca que derramaba pestes sobre todos los aspectos de mi persona.

Cuando el alubión de críticas destructivas concluyó… el silencio volvía a escena con un cartel anunciando el segundo round y una bandeja con dos limonadas bien frescas, tanto como la sonrisa afilada que vestía en mi cara.

El calor era insoportable en esa habitación… nuestros odios habían caldeado el ambiente hasta convertirlo en el mismísimo infierno que se regia en nuestras caóticas vidas… ella intentó sonreír mientras bebía del dulzor del limón pero no tenia fuerzas siquiera.

La ayude a levantarse del suelo para después depositarla con mimo en el sofá del salón… con el cuidado de quien transporta a un recién nacido fui recostando hasta que el sillón recibió por completo la entrega… seguía siendo aquella chica preciosa del final de la barra pero en algún instante de la historia la magia se había dispersado y solo quedaban las dos realidades lidiando por sobrevivir a costa de la otra.

La mire y ella me devolvió la mirada… nos quedamos en silencio reconstruyendo los recuerdos y descartando nuestros malos momentos… cuando habíamos llenado la mesa de ellos, los arrojamos dentro de un cubo de metal y les prendimos fuego… el humo era relajante y su color negro llevaba consigo esencias de vinagres y mala leche fermentada. Ardió durante toda la noche pero ninguna palabra más alcanzo a escucharse… repartimos los buenos momentos a partes iguales… a los míos les saque una copia y los guarde dentro de mi cartera en ese bolsillo inútil que no se mira… devolví los originales y asintiendo pedí cortésmente que los aceptase.

Entre lagrimas agarró esos buenos momentos y junto a los suyos los metió en un libro con las hojas en blanco para que ellos mismos escribiesen nuestra historia a modo de cuento para niños.

Salí de aquella habitación con los primeros rayos del sol… el fuego se había apagado y un fino hilo continuaba bamboleándose desde las ascuas candentes… Cuando cerré la puerta de mi antigua casa… la onda terminó de agotar los rescoldos y el humo se esfumó como si nunca hubiese existido nunca.

No nos volvimos a encontrar jamás porque nuestros pasos estaban a mil kilómetros en direcciones opuestas… nada regresaría al punto de inicio y era demasiado tarde para dar la vuelta a atrás… Ese cuento se convirtió en un bestseller porque algún idiota decidió hacer una buena crítica de algo que catalogo como el verdadero amor del siglo XXI.

Supongo que los dos nos reímos mucho al conocer esa misma noticia… cobramos los derechos a partes iguales por un hijo que no llego a nacer… aunque los dos sabemos que ese amor era solo una palabra que enmascaraba a la soledad de dos personas que vivían en la misma casa pero en mundos distintos.

Realmente el amor solo brillo un sólo segundo que fue lo que tardamos en manchar lo sincero con la mentira arcaica de decir un te quiero sin fundamentos empíricos… un experimento frustrado de intentar ser algo que se perdió junto a la inocencia de un niño al que partieron el corazón una noche de invierno bajo la luna llena.

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