Seguidores

sábado, 30 de mayo de 2009

El templo de Debod


Seth era un apacible escriba asistente de Sipath un sacerdote del templo de Amamet. Se encargaba básicamente de interpretar y descifrar los jeroglíficos de los manuales de magia negra y transcribirlos a papiros nuevos para una recolección de los hechizos de la casa del juicio de las almas en el más allá.

Su trabajo era peligroso porque esos conocimientos acaban tarde o temprano costando la vida a alguien… una mala traducción o simplemente entender mal el significado oculto podría suponer la muerte del sacerdote y a causa de ello posteriormente la suya propia.

A pesar de todo era tomado por uno de los más hábiles y aplicados. Su experiencia abarcaba todos los manuscritos recopilados. Pero su habilidad se acababa justo allí… en su mesa de trabajo.

Fuera Seth era un amable funcionario de los sacerdotes del faraón y como tal disfrutaba de una vida placentera con el servicio de unos esclavos que trataba como personas y como tales le devolvían ese favor tratándole con completa pleitesía… una de sus doncellas era Nun una bella criada por la que había perdido la cabeza en la búsqueda de sus favores.

Todos en esa casa conocían el amor que ambos se procesaban a pesar de la diferencia social que les apartaba… a Seth no le importaba y a ellos tampoco. Así que todo sucedía con una tremenda naturalidad. Todos empleaban su propio personaje en una obra de teatro que no atañía a nadie.

Pero a Adjib no le parecía igual… el sencillamente era un sacerdote asistente del clero de Amon favoritos de propio faraón… se había encaprichado de Nun desde que Seth se la arrebato sobrepujando en el bazar… La justicia fue con él y su bolsa de oro y desde entonces el sacerdote tacaño la había estado buscando.

Cuando la encontró uso sus poderes oscuros para adivinar lo que en esa casa sucedía mediante la manipulación de los sueños de los sirvientes. Su sorpresa fue cuando descubrió la relación que unía a los implicados… los celos se convirtieron en ira y la endiablada conciencia tramo un plan para arrebatarle a su amada esclava de las manos.

La guardia llego días después para capturar a Nun sin que se le pudiera ayudar ya que estaba acusada de encantar a ese prometedor escriba para seducirle con las artes oscuras y averiguar hechizos obtenidos en su trabajo….

La ley actuó severa y confinó a Nun bajo el mando de Adjib que la torturo para sacar una verdad que ni siquiera existía… un mutismo férreo acabo con la vida de Nun tras ser violada… Nadie volvería a escuchar su voz ni mirar sus verdes ojos color esmeralda. Nun murió y Seth falleció en parte con ella… se volvió sombrío y asesino a todos sus sirvientes para a continuación encerrarse en el templo de Amamet y ser un erudito escriba de la corte.

Su nombre se perdió durante año de las bocas de los sacerdotes del alto clero… tan solo su antiguo amigo Sipath mantuvo contactos esporádicos sin mas palabras que el silencio… Su rostro se había vuelto una sombra y el único recuerdo de su sonrisa producía el reflejo espejo en un semblante perdido en el pasado.

El sacerdote se había acostumbrado ya porque entendía la injusta perdida de alguien que siempre se había dedicado por completo a su labor… que se hubiese enamorado de su cortesana era sencillamente por que no tenia mas vida social que su casa y el templo.

Comprendió la perdida y paso su mano como una manta calida por los hombros desgastados de Seth… una media sonrisa se ilumino en su cara durante unos segundos para después quedar todo de nuevo a la luz de las lámparas de aceite.

Su mano termino de pintar el signo que concluía el papiro. Lo enrollo con el mismo cuidado con el que había procedido siempre y lo cerró en un tubo de marfil sellado.

Todo hubiese sucedido como siempre, solo que esta vez el tubo no acabó junto con los demás… sino debajo de su ropa y se adentro en el desierto en busca de la casa de un sacerdote oscuro que prefirió perderse en la tumba sagrada de algún ancestro.

La campana sonó y su maléfica dentadura amarillenta y corvada apareció tras la puerta de piedra. A pesar de su tamaño la movió sin tocarla siquiera y le invitó a entrar… Seth entro con su sombra sin tener miedo a nada ni siquiera a la posible dolorosa muerte que allí pudiera sucederle…

Su cabeza estaba a mil kilómetros en cualquier otra dirección… su conciencia había muerto con su amada y solamente el trabajo oscuro que desarrollaba talentosamente le unía a la vida por conocer lo que sucedía tras la muerte.

Le ofreció el papiro al hombre muerto y él le devolvió un frasco con la mismísima sangre de Horus hijo de Osiris. La obtuvo de su autenticas venas en las regiones de los muertos. Y ahora introducida en una lágrima de cristal pasaba a las manos de Seth.

Lo que contenía el papiro era un extenso tratado de las maldiciones que el propio Amamet desarrollaba en el inframundo… sino que se les otorgaba a los sacerdotes de su casa para el propio uso de la justicia también en vida.

Todas ellas eran maldiciones que destruían el alma… demasiado peligrosas para que únicamente pudieran ser recitadas por un sacerdote… y aun así… nadie aseguraba lo que pudiera suceder, pues las letanías eran tan venenosas como su propio efecto y la condena caía con la sola mención del nombre mal empleado de Amamet.

Seth hizo su encargo y recibió a cambio el regalo para su salvación… una venganza urdida tras años y años de los conocimientos sobre la vida y el mas allá… el viejo loco ya muerto no tenia mentar a ningún Dios y estaba en guerra con vivos y muertos… ahora tenia el poder para acabar con sus enemigos… Pero Seth y su sonrisa ya tenían dueño para su justicia.

Volvió la rutina… los papiros y las transcripciones… su sombra ocupo todo su cuerpo y fue llamado el escriba de ébano. Su piel había bebido gota a gota la tinta de sus maldiciones y hechizos… su memoria había ocupado con todo aquello el resto de la cabeza que había perdido… era una biblioteca con patas sin poder suficiente para convertirse en hechicero… pero conseguirlo también estaba en su conocimiento. Así que todos adoraban al escriba oscuro. Y la casa de Amamet estaba orgullosa por su extraordinario talento.

El faraón llamo a todos los sacerdotes para la realización de los rituales de luna. Las casas acudieron con sus sirvientes y sus escribas… la alta jerarquía social estaban allí al completo. Nada de sacerdotes del bajo clero. Exclusivamente los mejores en cada materia.

Adjib estaba también pero su ego había crecido desde entonces y al ser de la casa de Amon se dignaba a pisar a todos los demás sacerdotes de las casas de los dioses humildes. Su conocimiento de la magia oscura era tal que ni sus enemigos osaban contestarle. El era el miedo personificado pues ni siquiera tenia alma porque la había perdido.

Seth se escurrió como la sombra que era entre la gente… al igual que una víbora oscura de cuernos afilados… reptando hasta dar un bocado letal a su victima. Su sombra choco con el gran sacerdote y un empujón lo devolvió con los demás escribas escupiendo vomito negro sobre aquellos malditos funcionarios… el terror se infundió entre todos menos en la sombra de ébano.

Extrañado clamó por satisfacer la curiosidad de que no le tuviera miedo.

Y Seth le contestó que ya llevaba tanto tiempo muerto que ni la muerte podría atemorizarle… Sipath corrió en su encuentro, pero freno antes de poder molestar a la ira del temido sacerdote de Amon.

Adjib intento introducirse en su mente a través de la sombra y en la niebla encontró tanto terror al reconocer a las palabras de Amamet que dejo de indagar asustado por los datos reveladores que halló en su búsqueda.

Dió un trago a su copa y Seth sonrió satisfecho.

En el empujón con esa autoridad había dejado caer la lagrima de Horus en su copa de vino… cuyo ácido deshizo el delicado cristal que lo encapsulaba para dejar fluir la sangre dentro de la copa de oro… ese trago había derramado un letal caldo imposible de intuir que le acarrearía nefastas alteraciones a la victima.

Adjib noto un rugido en su estomago y fue a comer algo… Seth recuperó la sonrisa de nuevo pero la sombra se quedo para siempre… Sipath le acompaño al templo esa misma noche y preguntó el porque de esa reaparecida sonrisa.

Le contó lo de la lágrima y el veneno… lo que hizó su victima para merecer el juicio de almas y la justicia que impartió a consecuencia. Cuando extrañado le preguntó lo que había usado… la sangre de Horus apareció como respuesta y el pavor asaltó momentáneamente el inexpresivo rostro de Sipath labrado por los años.

Titubeó antes de ratificar la respuesta y el semblante de Seth la confirmo de nuevo.

Resulta que la sangre de Horus es el veneno más letal que nadie podrá tener jamás pues su dueño nació momificado… ya estaba muerto antes de nacer… por lo que su sangre era lo contrario de la propia vida.

Una sola gota… era la muerte irremediable, pero no cualquiera… sino una agónica y extremadamente dolorosa. Cada segundo iba comiéndose el interior de donde cayese como un ácido ulceroso que destruía todo rastro de vida desde dentro hacia fuera.

En verdad era como sentir como el vació se va comiendo todo tu interior para dejarte aun mas hueco si era posible… cada segundo un poco mas… todo tardaba días incluso semanas… donde todo lo que ingiere a continuación desaparece y las fuerzas se van disipando mientras que todo va dejando de existir dentro del cuerpo.

Las tripas… los órganos vitales… el uso de las extremidades incluso de una asfixia que va creciendo conforme los pulmones se vuelven de humo… Todo hasta que el corazón va siendo devorado a bocados junto al alma.

Adjib murió tras 14 días angustiosos porque la lágrima era pequeña como la cabeza de un alfiler… sufrió tanto que los últimos instantes tuvo que estar sedado pero aun así tuvo conciencia de todo el dolor porque no pudo cerrar los ojos ni dejar de sentir.

Su vida paso una y otra vez mientras la nada lo llenaba todo… Nun paso por sus labios antes de perderse su recuerdo… los brotes de vacío fueron diversos por donde la sangre de Horus había transcurrido… su cuerpo desapareció un mes después… como si no hubiese existido… su nombre se borro de los documentos y su existencia no fue mas que fino polvo que voló por el desierto.

Solo tengo un recuerdo del pasado… y Nun aparece en el… me recuerda que estaremos siempre juntos… Meto una a una las balas en los alvéolos de Nemesis y cierro el tambor… y me arrojo de cabeza a las simas del infierno a recuperar a Ella de las garras del oscuro Amamet… conozco todos sus hechizos y quiero canjear su espíritu por el de un hombre muerto no muerto convertido en polvo que guardo en un bote de pepinillos en vinagre.

Amamet acepta el cambio porque reconoce al viejo Seth tatuado en los restos de mi sangre… Nun vuelve a la vida y Seth pierde la memoria del pasado. Sigo siendo un hombre de ébano pero he guardado las sombras en el vientre dorado de Némesis para que imparta su propia justicia divina.

Ahora ya no tiene miedo porque se paso una muerte esperando de nuevo a la vida y llegado ese momento. No hay nada que pueda separarnos. La justicia cae del cielo en forma de lluvia que borra los recuerdos de las llamas que el infierno nos dibujó en la piel.

El sol brilla y ningún desierto parece demasiado grande para acoger nuestro amor de llamas eternas.

2 comentarios:

  1. La justicia cae del cielo en forma de lluvia...


    Me ha encantado la intensidad con la que narras la historia... Conozco el templo y ahora me llevo tu historia...


    Un gran abrazo...

    ResponderEliminar
  2. "una mala traducción o simplemente entender mal el significado oculto", yo una vez puse una S de más, y vaya complicación, pero bueno no voy a hablar de eso.

    tu historia es buena...tu manera de escribir transmite, y creo que eso es lo importante.

    un saludo

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...