No cesa la música y el silencio nunca llega… brotan los
patrones en cualquier parte hasta en
mitad del invierno al igual que los rosales. Ya ni siquiera llega el frío ese
que te cortaba el aliento y las comisuras de los pliegues. La naturaleza sigue
su curso y cada vez los ciclos duran más.
Mientras que exista el ruido habrá solución, cuando ya no se
escuche quizás sea demasiado tarde. El tiempo pasa porque es inevitable, como
lo gastes depende más del tipo de persona que quieres ser… y no de la que seas.
La información está siempre en los complementos como sucede con las frases y
las palabras.
La vida no entiende de ecuaciones ni de hojas de cálculo,
puedes llenarla de formulas y aun así seguirá sin tener toda la información o
la que tengas no estar clara. Tampoco depende de estadísticas, estudios o
colorarios, lo que hoy es blanco mañana puede que sea negro, gris o quizás
malva. Nadie lo sabe… y aquel que te diga que si, seguramente miente en un 75%,
porque si lo supiera, ya habría vendido el método.
Tan sólo hay que escuchar… y si tienes suerte quizás haya
algo bueno sonando, porque las sorpresas son como trampas de un anónimo. Llegan
cuando menos te las esperas y hacen lo que les place. Cuando realmente aprendes
que no puedes controlar todo es el momento en el que la libertad llega cortando
cables que nunca te pertenecieron. La tranquilidad es el regalo de quien sabe
esperar y conoce los secretos para que una ulcera sea tan insignificante que ni
te borre la sonrisa.
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