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martes, 31 de marzo de 2015

Demasiada paz.



Toma el control, prende la cerilla e inflámalo todo. Los años pasan pero la utopía parece nunca llegar y su entelequia se marchito, pudriéndose hace ya tiempo. Antes los minutos eran de oro… la alquimia del hielo con su parsimonia hizo que las horas ahora sean de plata… pero en esta serie los días ni siquiera son de bronce, sino de plomo bruñido.

Aquello que queríamos salvar ya no existe… sólo quedan fragmentos de su carcasa repartidos por toda la corteza terrestre, lugares donde aún perdura la magia que la ciencia no supo investigar o sencillamente racionalizar… el resto ha sido violado hasta su medula. De lo que fue ya no queda nada que no sea era. A pesar de todo, lo nuestro no causo ninguna guerra mundial, ni hubo bajas en ningún bando, como todo mal recuerdo las tormentas limpiaron la zona hasta confundir los desperfectos con lo plausible.

Quema el mundo… que se salve a si mismo si lo desea, degusta una cerveza mientras que la barbacoa se enciende, ten una charla lo mas nimia que puedas para no perder ni un ápice la atención de cómo todo se vuelve negro y lúgubre, atenuado quizás por las ascuas que refulgentes sería como llevar la metáfora de Madrid al cielo casi de forma instantánea volviéndose un espejo del firmamento.

Nunca hubiese tenido la pequeña manzana ni tanta luz, ni tanto ruido… porque de sus cenizas y humo contaminante ya todo el mundo esta acostumbrado. Baila mientras el telón se baja de luto y el silencio llega tras semanas de bullicio y estruendo. Una ciudad punto más… es tan poco tragable como un filete demasiado hecho, pero tomarla cada noche punto menos, viene a ser como el sinsentido de un revolver sin balas para un suicida decidido.

Cuando alguien te pregunte porque lo hiciste, sonríe y responde, no te agobies con el que… nadie desde hace siglos lo ha siquiera intentado, a algunos les da por estrellar aviones, mentir a la cara de los ciudadanos o tergiversar cualquier noticia para usarla para sus propias intenciones, pero al igual que el tiempo, todo lo que estaba de pie acaba tumbado. No te preocupes… hay cosas peores y las mayorías de ellas las ves por la tele y sigues sin poder hacer demasiado para evitarlo. Implícate y cambia el planeta… o haz justo lo contrario y destrúyelo.

Desde cualquiera de los puntos de vista, la intención y el esfuerzo desempeñado serán más que suficientes visto el panorama… porque al menos te habrás implicado, no habrás dado la patada al problema pasándoselo al siguiente, ni buscado excusas que hasta de un niño hubiera inventado. Te habrás plantado delante y al menos solucionado, de cualquiera de las maneras, habrás puesto tu granito de arena y puede que entonces este esperpento de país, tendría algo más de lógica porque hasta el momento sólo encuentro pasotismo en todas las escalas.

Solucionar algo… tiene un sobre coste añadido, no es fácil dejarlo como estaba si se falla en el intento. Así que supongo que todas esas generaciones que han estado comunicando intermitentemente desde quien sabe cuando. Simplemente estaban cumpliendo la ley del mínimo esfuerzo, no por despreocupados sino porque tan iluminados ellos veían que no haciendo nada, no sólo evitaban joderlo más, sino que encima se cubrían las espaldas de yo no se que orgullo a cuenta de nada. Pero la triste realidad sigue ahí parpadeando cada día, han pasado demasiados años poniendo tiritas y silicona en una cicatriz aún sin cerrar.

Todo esta cogido con alfileres como en un escenario donde el tramoyista aún no ha decidido la disposición final. Tú no tienes poder de decisión ni tampoco el de al lado, pero sin ser muy listo ves el futuro horadando un agujero enorme que se tragará a un país, engullendo a todo aquel que no tenga un colchón de billetes escondido en el banco, porque el ladrón más hábil no es el que sigue libre, sino el que no deja rastro ni prueba, ni nada a su paso.

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