Quiere y no puede es su triste y penosa realidad, piensa en
su ombligo como centro de giro de la galaxia pero en verdad el sumidero es
ciertamente la única hélice que acompaña a su vida junto a lo que sucede cuando
tira de la cadena tras hacer sus necesidades. No hay un motor que le impulse
dentro de su pecho. Copiar es el verdadero talento del que no tiene imaginación
suficiente para sentir la inspiración acariciándole la espalda.
Se salta todos los pasos previos creyendo que en su
iluminación esta la clave de la sabiduría desconociendo todavía que recorrer el
camino es el que te lleva a ese lugar y no todos los atajos que puedan
susurrarte o ocurrirse en lo que dura un cigarro. Le falta el toque precursor
de la chispa que le ayudará a convertirse en la leyenda que le dará su nombre.
Pero el problema es que aunque uno puede hacerse a si mismo,
algunas cosas tienen que realizarse como en la pastelería paso a paso y las
cantidades exactas que le asemejan con la química. Además necesitas muchas
otras variables que condicionan el producto final.
Presiones tan elevadas que partirían el espinazo hasta un
rinoceronte o temperaturas superiores a las de un verano tórrido mezcla de
noches llenas de pasión y escasa ropa con el beso de las brasas de un fuego de
roble. También requiere mucho insomnio y por supuesto de estar muerto para gran
parte del mundo entero… porque en el infierno el tiempo ya no importa, ni
siquiera la vida personal. El único requisito imprescindible es la ferviente
servidumbre al señor oscuro.
Nadie puede ponerse una corona de laurel sin haber corrido
antes, ni beber las mieles del éxito por leer unos manuales de uso escritos por
alguien que no eres tú. El callo es la autentica respuesta a cualquier plegaria
anexa a la búsqueda de la excelencia a cualquier disciplina y lo que nunca me
callaré es cuando alguien con menos sentido intente imponerme el silencio como
replica a la ausencia de respuesta ante cualquier pregunta conocida.
La humildad del marinero que escucha al patrón es muy
importante, porque luego te estrellas por no tener ni idea y sólo él es el que
entona la mía culpa sin echarle la culpa al de al lado o buscarla en algo que
no sea su persona. Hasta que no te den un barco que este a tu nombre presta
atención y quizás aprendas algo que alguien que no se asusta frente a las inclemencias
del tiempo porque lleva una vida viviendo en plena batalla y sabe sobrevivir
cada combate encontrando un buen sistema apropiado sin sufrir un infarto,
desmayarse o si quiera despeinarse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario