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martes, 20 de diciembre de 2016

El tío Nano.

Era como la abuela de grande, incluso mucho más, por muy grande que tuvieras los brazos no podías abarcarle al menos hasta ser monicaco o incluso ya monillo casi adulto. Entrenaba ilusiones y lo hacía bastante bien. Además de cuidar… porque en eso era como una puerta blindada con foso y cocodrilos.

El tío Nano era grande como el sol y cálido como el medio día de junio, tenía el pelo blanco como la nieve y lleno de remolinos, era como una esponja marina, suave y mullida. Tenía mucho pelo y mucha alegría. Los mejores besos te los daba con la barba de varios días. Pinchaban pero eran hasta confortables aunque como lija.

Le gustaban los trenes. Montaba sus vías y mandaba a todos los pasajeros de la comarca a sus destinos, empezó por abajo y termino en un despacho de la estación. Su vida fue meteórica, por eso se fue antes, para estar esperándonos en la meta para que sin importar el puesto. Te hubieses divertido con el seguro.  De ese tipo de personas era, incombustible y leal. Hacia muchas bromas porque supongo que no le gustaban las personas tristes.

Y era tan fuerte como un elefante porque ni pegándole un tiro con una escopeta podías tumbarle. Dicen que las personas van a escala de su bondad, y para los años que tenía junto a la época que nació era casi un gigante, como la tía Prado. Al principio agobia un poco eso de crecer, para eso se necesitan buenos referentes y mejores cimientos. Pero no había nada que no pudiese construir, arreglar, reparar o destruir totalmente.

En eso se parecía mucho a papa. No se daba por vencido en nada. Y está claro que le encontraba el sentido a todas las cosas a partir de su funcionamiento. Tenía como diez veces más herramientas que el abuelo, aunque en verdad es que muy mal repartidas. Dentro de su propio caos.  En el fondo en vez de clasificarlas y tenerlas colgadas en la pared las utilizaba, y donde iban a estar sino donde tuvieran que usarse. Era obvio pero descuidado en los detalles sencillos.

A todos nos hubiese gustado que le conocieras, tu primo David se parece bastante físicamente. Al menos heredo sus rizos. El tiempo dirá que muchas más cosas. A veces una persona crece según el árbol que se cobija. Por los entrenamientos durante años diría que era un pino por asociación a aquel polideportivo. Pero los años de observación me dijeron que era más como un tejo. Podía incluso sanarte.


Pero era incapaz de mirar por sí mismo. Eso en el fondo es un gran cumplido… porque haber sido mejor era digno de premio nobel. Con el tiempo, seguro que vamos contándote más historias del gran tío Nano, hasta el porqué de su nombre. Se llamaba José Luis, como el bisabuelo. Pero ahora dulces sueños Nuria que los angelitos van a la cama.

domingo, 18 de diciembre de 2016

Pedro el carpintero.

Hubo una vez hace muchos años, un hombre que hacia hermosas máquinas de volar. Ahora las llamaban aviones y servían para transportar a la gente entre países o llevarlas a otros lugares del mundo alejados de donde se encuentran. Pero Pedro las hacía para sí mismo y a pequeña escala, como si fuesen juguetes del cielo.

No era tarea fácil, en absoluto, como todo lo difícil dedicaba esfuerzo y tesón. Después de trabajar duramente se iba a su cuartel general que era un almacén en un descampado, donde con sus hábiles manos hacia sus manualidades con varas de ligera madera de diferentes especies, olores y texturas… leía las vetas de sus siluetas, conocía sus historias… y luego usaba papel para cubrirlas, manteniendo en silencio sin testigos lo que los listones le contaban. Todo era tan delicado como hacer un sueño a base de nubes y cola de carpintero.

Se necesitaba calma y concentración. Seguir los planos con cuidado y esmero, prestando atención en los detalles. Siguiendo cada paso a pies juntillas, porque podían ocurrir accidentes que sin posibilidad de herir a ningún pasajero, podían en cambio hendir y socavar el orgullo de su fabricante, incluso dar algún golpetazo algún incauto observador que dejase de mirar debidamente al cielo.

Dicen que Pedro soñaba con volar por el aire junto a sus obras, pero todas sus obligaciones le hacían mantener los pies en el suelo como si fueran plomos de pescar. Primero el trabajo, después la familia, eventualidades varias desconocidas entre los rumores y los sus hijos que nacían uno tras otro. Las cosas le iban bien. Poco a poco lograba cumplir sus objetivos y sus metas.  Pero dejó escapar sus sueños entre tantos proyectos complicados e imprevistos.

Ahora Pedro tiene muchos más años que entonces, pero sigue mirando al cielo con sus ojos de gato como si fuera un niño,  siempre llevando su pin de fenda perdido por alguna chaqueta. Le gusta el aire del campo y cuidar sus árboles, como un pastor cuida de su ganado. De vez en cuando asusta a los pájaros disparándoles sorpresas. Quizás imaginando que lanza sus temidos aviones en post de esas molestas bestezuelas que atormentan sus frutales al igual que una ruidosa jauría hambrienta.

Pero lo hace por divertirse, porque simple silbaba a sus pájaros en los días de invierno cuando vivía en la ciudad. Quedan sus aviones colgados en silencio de las paredes de su garaje. Guardando polvo y telarañas. Mientras amarillea el papel de sus alas, que tantas aventuras les proporciono a sus hijos.

Persiguiendo sueños crecieron, treparon y riñeron por ver quien cogía el avión primero. Pero no era un juguete…  era un tesoro, algo que manejar con cuidado. Al igual que la piedra filosofal, podía convertir cualquier objeto en oro funcionaba de forma parecida aunque su alquimia era de otra manera diferente.

Al niño bueno le concedía sus deseos y anhelos, si se concentraba lo suficiente y mediante duro trabajo y esfuerzo. Conseguía materializarlo, tras gastar energía mezclada con tiempo. A los niños malos les quitaba el sueño. Pero a cambio les daba el poder de soñar con los ojos abiertos mientras permanecían despiertos.  Dicen que eso no tiene nada de especial, y que sucede de forma natural cuando estas relajadamente sobre un césped mullidito o acurrucado en la cama.

Suena a duermevela de la noche, a sentir
los pies calentitos y los parpados cansados. Cuando el indio Manolo trepa por las piernas y corre por el pecho o la espalda. Ya es demasiado tarde para huir a ningún sitio que no sea poner la cabeza en la almohada y hacer tu fuerte en ella. Construir dos montañas que tapen las orejas para que no pueda mordértelas. Entonces llega el sueño de los justos.

Nadie sabe si viene volando sobre un avión de madera o sobre una grulla de papel digna del origami. Pero el sueño llega cuando las estrellas salen a bailar en el cielo negro. Abajo lo hacen las luciérnagas que brillan cuando ya no queda nadie despierto. Cuesta mucho encontrarlas, tanto o más que a las diminutas hadas. Pero si te concentras y lo intentas.

Quizás Pedro te enseñe a hacer un avión de madera. Dicen que sigue esperando a su aprendiz de altos vuelos. Las herramientas le chillan todos los días cuando está en la cama, pero todavía no ha encontrado  a quien que enseñar la paciencia que cultivo durante tantos años. Puede que las nuevas generaciones logren lo que las anteriores no pudieron. Solo es un sueño que cuidar hasta que encuentres el avión mágico que los hermanos escondieron. Hay mucho valor escondido dentro de esas alas. En malas manos no se sabe que puede ocurrir. Dulces sueños damita de ojos azules, cierra ya los ojillos sino quieres perderte mañana tu siguiente historia.

jueves, 15 de diciembre de 2016

El guardián.

Suena a película de salvamento marítimo o a vigilante de muralla. Pero en verdad podría ser cualquiera que se cruzase contigo por la calle. No necesitas ser un armario empotrado de 2x2 ni siquiera saber artes marciales o alguna técnica mixta.

Únicamente necesitas no conocer el final de nada, ni siquiera del cansancio. Es algo que nadie practica no por nada,  ya que no es disciplina olímpica. Es la materialización eterna de permanecer, de subsistir donde nadie ve agradable permanecer. Ni siquiera tiene asociado un lugar, ni un número  mínimo ni tampoco máximo, es obvio que todo se controla mejor contra menos dedos de la mano necesites.

Pero también existen pastores que manejan más de lo que se podría controlar… lleva mucho tiempo lograrlo pero nada es imposible, solo es ausencia de habilidad. Y como todo la práctica lleva a hacerlo posible. Siempre habrá quien  lo tenga de forma innata. Aunque a fin de cuentas, en la vida todo es ponerse a hacerlo.

Así que la próxima vez que alguien te lleve a casa a rastras… te eche una mano cuando ya alguien tiene el agua al cuello o tan siquiera cuando la soledad te arrincona en cualquier esquina tratándote como un trapo usado. Mira al lado y di gracias… o simplemente sonríe porque siempre hay alguien al otro lado, sin importar el donde o el cuándo. No tiene importancia el porqué, tan solo su presencia.

Eso es algo de lo que saben los amigos y los camaradas. Los padres hábiles tienen experiencia, pero los abuelos… esos sí que saben todos los secretos, porque en eso de esperar, tienen décadas de estudios avanzados.

De alguna manera yo sigo continuando el legado familiar. Guardo… aún no sé qué, ni a quien, ni porque… quizás sean las letras, o puede que los sueños de los que duermen las madrugadas. Durante años… cuide una guardería repleta de adultos cuando salíamos de fiesta, ahora a una legión de niños que están a mi cargo en el trabajo.

Quizás todo se reduzca al respeto. A cuidar las cosas que se te dan y por supuesto las que haces. A esmerarse en los detalles, no por fama y menos por reconocimiento. Puede que simplemente sea que el tiempo que le dedicas es suficiente esfuerzo al hacer algo. Y que nada que se haga con desgana o con demasiadas prisas será algo que se acerque a la perfección.


Pero no olvides guardar algo, por sencillo que sea… darle continuidad y acordarte que tienes que seguir con ello por mucho tiempo que le hayas dedicado ya o te quede por hacerlo. Hazlo y no dudes. No es una profesión muy poco remunerada… pero nunca te morderá cuando vayas a la cama a descansar.  Y  a veces esa es la mayor fortuna que alguien de la calle pueda manejar.


martes, 8 de noviembre de 2016

El mes de fuego.

Pronto llega la extinción del escorpión
bajo la pezuña del caballo
muchísimo veneno inútil
sobre demasiadas piernas
un aguijón contra las flechas
tarea yerma sobrevivir.
Arde el infierno con rescoldo
del otoño, crepitan las ascuas
a espera de la llama eterna
por donde pasaba el caballo de Atila
no volvía a crecer la hierba
nunca supo que la nueva generación
no distaría tanto de tan famosa montura
todo el que intenta bailar en el averno
se quema las plantas de los pies
pobres ingenuos sin pezuñas.

lunes, 24 de octubre de 2016

1:43 es pi decostruido.

Discernir entre lo útil y lo innecesario parece tarea fácil, pero no tanto como lo parece.

A veces sucede que lo estás enfocando desde el lado opuesto, otras se solapan y no ves nada
con el tiempo aprendes a observar... pero te lo cobran con pérdida de visión por la edad
destilas la información durante años y cuando llegas a saber algo... te olvidas
y aunque te sientes joven y en forma. Llega un dia que la primera cana trae
a todas las demás consigo y encima viene con el cansancio y los dolores.

La vida es aquella obra de teatro cuyo escenario es en lo único 
que puedes invertir y conseguir algo de provecho positivo
es como apuntalar una estructura para afianzarla
pero el edificio eres tu, y te debes respeto
incluso hacer una buena tarea.

Para no acabar vacío y solo
como una gran piedra en
medio de un prado
tan extenso que
no tiene fin.






sábado, 8 de octubre de 2016

Si pero no.

El mundo es más ambiguo que una lata de conservas sin etiqueta. Hasta que no lo abres no sabes que es, te lo imaginas, haces cábalas… elucubras un poco y si tienes suerte. Te toca algo bueno.

La vida es tan parecida que me ahorraré el símil. Todo lo que haces tiene sus consecuencias, de las buenas y satisfactorias… o de las malas con consecuencias sorpresa  sin aviso ni respeto hacia los horarios.

De pequeño me pidieron que no hablase durante las comidas, ahora es posiblemente el único momento en que
guardo silencio durante el día. Por eso o por la sencilla razón de que es más fácil engullir algo cuando se mastica con la boca cerrada. En casi todos los trabajos me recomiendan ser locutor de radio, después los que se quejaban acaban llamándote porque te echan de menos.

Nunca llueve a gusto de todos. Sino que se lo digan primero a los de áfrica lindando con un desierto, luego a Ciudad Real. Que si no fuera por la semana santa, no tendríamos ni lluvias… que gusto da decir que un paso no sale porque está diluviando.

Muchas veces me pregunto si debería hacer algunas de mis preguntas cuando dudo.
-         -  ¿De verdad que quieres decir lo que he escuchado?
Generalmente nunca tengo respuesta. No es por la dificultad, ni el vago desarrollo, simplemente es porque los ojos que la acompañan, además de estar vacíos puede que indiquen algo más terrible.

Aun así… es raro que alguien no me lleve la contraria durante la semana. Digamos que es hasta sencillo por no llamarlo el pan nuestro de cada día. Pero a veces hay que respirar y calmarse para evitar hacer un mal mayor y puede que sin fácil arreglo.

Antes con un chicle y un destornillador te llamaban McGuiver, ahora sino llevas un móvil de última generación antes de pasar al instituto, de mangonean, insultan y marginan. El mundo es tan extraño que a veces me sorprende. Si se preocupan por cosas así ahora, que hubiesen dicho de hace veinte años. Si una maquina lo hace por ti. Nunca aprenderán a imaginar nada.

Yo sigo haciendo todo a mano. Hasta escribir a máquina… El resto simple mecánica, rutina y más rutina por cada esquina de la casa. A veces no tengo tiempo ni para hablar pero hoy incluso he dado una clase en ingles de cocina. Las cosas cambian el presente no. Como el día de la marmota te levantas y roes la jornada sin llegar a hacer un dique digno de un castor, ni siquiera un buen nido.


Sales actúas y vuelves a casa en mayor o menor grado de victoria relativa. Todo depende de quién mire, pero por tu parte pones todo el entusiasmo que tendría un niño la noche de los reyes magos, sin saber siquiera la verdad del asunto. Cuando me fui de casa me jure que no volverá a aceptar las gilipolleces de nadie.  Luego como siempre vas y sonríes a tu jefe con la resignación de un soldado en primera línea de batalla.

jueves, 29 de septiembre de 2016

La Nana de Nuria.

Venga duerme
piensa en verde
no  te esperes
un montón.

Mira el cielo
ya está negro
y el sueño
se escondió

Es amarillo
tu patito
suave el pico
te besó

Azul el mar
Blanca la sal
Purpura el vino
Roja la rosa

Vamos pequeña
el sueño se posa
los ojos cierra
el cuerpo libera.

Viaja a la luna
en tu burbuja
surca el océano
por debajo del mar

Suena el silencio
se para el tiempo
buenas noches
mi dulce Nuria.

Mañana despierta
con otro beso
y este te dejo
con tu nana.

miércoles, 21 de septiembre de 2016

Reventar la bolsa.

Puede que estés perdido en este momento y ni siquiera sepas que haces aquí. No soy quien para contarte ninguna historia que sea verdad, y por supuesto te diré que yo nunca miento o al menos no cruzo los dedos por ello.

A veces las letras te gritan desde el pasado en tu cabeza y tienes la opción de atenderlas o quizás al día siguiente tengas un motín al despertarte. Si acaso logras dormir por algún milagro inexplicable. Hace tiempo que deje lo de escribir. Leerme tan a menudo me daba complejo de mesías y sin ninguna tabla que entregar a modo de salvavidas. He tenido que hincar la rodilla y volver a pulsar teclas.

No es que no me guste. Sino que había perdido el momento de hacerlo.

Después de las vacaciones, cuando realmente no te encuentras en plena mierda porque sencillamente anteriormente tampoco habías salido de ella, tienes una cierta lucidez o puede que tan solo sea acumulación de palabras.  Pero tras muchas vueltas sin sentido, te das cuenta que el entrenamiento es lo que lo consigue todo.

A no ser que seas un hacha, o tengas una flor en medio del ojal. Sigo sin ser el tío más lameculos del mundo  (con las ventajas que eso conlleva) y apenas pido nada para mí. Me conformo con ser una cucaracha capaz de sobrevivir estoicamente hasta un holocausto o algo similar. Pero los cuentos se han enredado en las raíces y la ausencia de pelo hace que todo se vaya sin decir ni palabra.

No sería mala idea comprarme un sombrero y dejar por las noches que el escriba y ya me dedico yo a trabajar durante el día. Pero luego pienso que se joda el sombrero e invente el sus historias. Sé que hay que dar señales de vida. Lo dicen en algún sitio, en un panfleto o seguro que en algún manual de supervivencia en alta montaña. Pero a veces hasta yo necesito el silencio y otras matar a otros usuarios demoliendo a sus generales en la primera ronda de ataque/defensa.


Nunca fui de deportes de pelota. Pero eso de echarle huevos a las cosas, mira al final hasta te pagan por ello. Así que volveré no por la pasta, la fama o el reconocimiento. Sino porque a veces para hacer algo hay que prestar constancia y es hora de sacar rendimiento a la locura que me invade por las mañanas, que me seduce por la tarde y caza las ovejas cuando llegas a casa. Sé que aquí no hay estrellas… pero tampoco se puede decir fácilmente  que nadie produzca mil palabras coherentes en menos de treinta minutos.


martes, 20 de septiembre de 2016

Tareas pendientes.

Ha llegado la hora como siempre
de completar todas las cosas
antes de que suene el pitido final.

Nunca he tenido miedo, ni arrepentimiento
tampoco duda, ni menos temor.
Cuando todo el mundo se pone la soga al cuello.

Yo sonrío y termino las cosas según su orden
por prioridad, como las preguntas tipo test.
Primero lo que sabes... después lo que titubeas.

Luego le echas huevos y contestas todo lo demás
porque la vida es como un examen que completas
o simplemente esperas a ver el suspenso.

La muerte no entiende de notas ni de excusas
viene a por ti y es más constante que un servidor
no concede plazos ni cobra intereses.

Es tan real como una resaca de domingo en otra casa.

Por suerte aun no me han crucificado y aunque 
pueda oler la madera y vea los clavos esperando
aun puedo aplaudir y levantarme hacia algún sitio.

Donde exista tratado de extradición.

No hay paraíso sin una buena compañía
ni un infierno que se precie sin mi nombre
y mis apellidos. No saben lo que es divertirse.

Ni tampoco terminar las cosas a su hora
no hay piedad, ni segundas oportunidades
es como trabajar para mi, pero siendo invitado.




sábado, 20 de agosto de 2016

No te libras de ser Libra.

Aunque salte la liebre
cualquier noche
ya sea septiembre
o ya iniciado octubre.

Nacerás en el signo de libra,
y no te libre ningún libro
de que yo sea tu tío...
mas tu serás mi sobrina.

Mi primera chiquilla
en cada cuenta que haga
ya que eres Nuria
y de mi Peri su hija.

Más feliz estar no puedo
porque mi hermano
va para padre tras tu parto
y tu madre bien merece un santo.

Así que mi dulce niña
florece como cada rama
del árbol que planto tu semilla,
no hay mejor familia que esta.

Aunque en la mancha nazcas
a granada siempre iras
por mucho que vayas o vengas
bienvenida a nuestra casa.








miércoles, 17 de agosto de 2016

Al pie de las arenas.

Denso se vuelve futuro, tanto que cuesta imaginárselo... El horizonte se ha tornado como asfalto fundido y amenaza con tragárselo todo. Aquí y ahora se respira la paz, pero comienza a llegar el olor de lo fatídico, un leve y tenue aroma a destrucción que alarma hasta a los perros más optimistas.

Pero en la trinchera hace tiempo que no llueven las balas y hasta las cicatrices más terribles han empezado a sanar. Los moribundos gastan bromas sobre tener hijos y crear familias numerosas y en la retaguardia han comenzado a hacer las maletas.

Nadie espera que vaya a ir a peor, aunque en el cielo los buitres han comenzado su éxodo hacía justo donde termina la vista. Un año sin gobierno, viene a ser como un curso sin vacaciones para un estudiante. Los del congreso están cobrando por ser figurantes de los escaños. Van juegan a las cartas y a los dardos un rato... y cuando se cansan, se van a sus casas con caras de cansancio por no llegar a un consenso.

Les va de perlas porque son la materialización del perfecto funcionario español. Pero a los demás les siguen aprentando la soga hasta cortar el riego y con ello dificultar el pensamiento para mantenernos en hibernación.

Es curioso que todos ganen dinero sin hacer su trabajo, el que no lanza mierda como los monos, airea sus pensamientos en cualquier televisión y asi la pelota sigue rondando del Palacio a Moncloa y vuelta a empezar. Puede que para el año que viene pueda formarse uno nuevo, mientras tanto seguimos sacando dinero de las pensiones, para nadie pueda llegar a viejo sin sentirse estafado.

Cuando venga el final, creo que aún podré encontrarme con algunos sorprendidos. Dirán cosas como yo no me lo esperaba, tal vez eso de que las cosas no salen como planeamos. Pero en verdad deberían decir... ves, si te lo decía. ó esta claro... que tenía que ocurrir. Yo sigo sacando filo a los cuchillos para cuando venga el alud, pueda exterminar todo lo que pueda aprisionarme.

Así cuando el ultimo corresponsal de guerra que quede en pie, me haga una entrevista podré comentar una primicia que no verá nadie. Y así seguir con la cadena que no lleva a ninguna parte.

Me preguntaran por el dolor, las cicatrices y las perdidas... Por la amarga victoria de no tener con quien compartirla. Indagarán sobre mi pasado y por gilipolleces de mi infancia. A quien odiaba más de mis padres o a mi color favorito.

Cuando dejen de preguntar, quizás ni siquiera quede cinta para albergar mis respuestas, lo mismo que ocurre al tirar de la cadena del inodoro. Mucho ruido para después nada en especial. Sonreiré y diré toda la culpa la tuvo la televisión.

Y es que sólo en ese medio se tolera que una panda de gilipollas con menos cerebro que un cactus siembren su moda en recipientes de barro sin rejilla de seguridad. Bobos alimentando a subnormales con más estupidez de la que se encuentra en un día en el congreso. Personas vacías que no lograrían llenar ni la pagina de un libro.

Cuando el libro dejó de ser el objeto de ocio más valorado, estaba claro que andábamos ya bajando por la espiral de la ignorancia. Sólo que encima algunos vierten aceite para hacer que todo caiga todavía más rápido.




sábado, 30 de julio de 2016

Inevitablemente llega.

Por mucho que le busques el lado bueno a las cosas, algunas figuras carecen de ello. Puede que la gires, que des la vuelta al mundo o cambies la perspectiva desde donde miras. Algunos problemas no cambian. Sólo crecen...

Sobrevives un tiempo mirando para otro lado, aceptando tus cartas y quitando hierro al asunto. Pasan los días y los esperados meses. Para cuando te quieres dar cuenta, estas rodeado de una tonelada de ferralla y lo que era un problema, ya parece un alud de mierda que se desplaza hacia donde estas.

Como decía puedes ignorarlo o viéndolo desde el presente combatirlo. Pero a veces, eso ni siquiera es lo más fácil,ni siquiera factible. Es más, posiblemente ocupe la segunda o tercera opción a hacer viable. En ese momento te das cuenta de que no eres tan esencial en el engranaje.

Una polea auxiliar... que gira loca hacia ningún lado.

Pienso prestar batalla al menos un mes más y después dejarme llevar... Si huele a gasolina sacaré una cerilla y le prenderé fuego al mundo. Si suena la flauta, seguiré hasta reunir de nuevo a los cuatro jinetes. Si me tocan los cojones. Tiraré del freno de mano y veré como el accidente sucede, pero controlando la acción.

Toda acción tiene un desencadenante que permanece escondido urdiendo planes con el gato de Schrödinger. Al igual que el felino, nadie sabe lo que se oculta dentro de un dodecaedro de lados opacos. La sorpresa viene dentro y sólo responde a la pregunta adecuada.

Cuando será... se admiten apuestas. Pero todo el que tiene buen olfato, sabe cuando huele a quemado. Después de un buen tiempo en el infierno... no creo que se me haya perdido la idea de el paraíso esta allí donde no permites lo injusto. Hay que tener cuidado con los deseos y con dejar entrar a nadie en una caja sin leer sus pensamientos.

lunes, 18 de julio de 2016

Las bicicletas son para verano, sigo esperando Papa.

Soy un déspota, un intransigente, un incomprendido... Si, tengo conocimiento que tengo esto más abandonado que un bancal en medio de Madrid, pero últimamente ando haciendo pellas en concursos de literatura.

He perdido el vicio de extenderme como un virus y he preferido pasar un tiempo sometido a las normas y reglas vigentes en este tipo de eventos. El primero limitarse a mil palabras...

En un principio piensas... acorto un poco y cuando te quieres dar cuenta ya van mil doscientas y tienes que sintetizar con un cincel y lija. Al final termina siendo como cuando un coche se queda sin gasolina. Trompicones infinitos hasta el final abrupto del me toca andar.

Por otra parte tengo un proyecto para mi futura sobrina... Pero casi todos los días vuelvo a casa por la noche, pero no llevo buena energía para hacer algo con cariño y que sea perdurable. En esas ocasiones pienso en Nerón, una caja de cerillas y el conocimiento de al menos seis gasolineras en un diámetro de cinco kilómetros.

Luego generalmente me olvido a la vez que de los problemas... o porque no quiera salir  de casa. Pero si... volveré a verme por aquí, a traer algo de historias inconexas, o puede que un poco más de basura para variar.

Por otro lado pienso empezar a hacer un diccionario de recetas, y así darle forma a otro proyecto a largo plazo de almacenamiento en la nube de comida para todos. Pero necesito tiempo para encontrarme y poder tener una charla conmigo de adultos. Mientras tanto dejo tres regalos. Mientras voy a buscar más.

Aviso... no pienso volver enseguida. Puede que mañana o la semana siguiente. Quien sabe?. Por aquí solo pasa el viento limpiando hojas secas.

Opción 1.
https://clubdeescritura.com/convocatoria/i-concurso-historias-de-la-calle/leer/58235/la-ruta-de-las-especias/

Opción 2.
https://clubdeescritura.com/convocatoria/historias-del-trabajo/leer/59165/sin-limites/

Opcion 3.
https://clubdeescritura.com/convocatoria/historias-viaje/leer/59614/la-involucion/

viernes, 1 de julio de 2016

El secreto de la pecera.

Cuentan los peces
en sus burbujas
nanas en forma de beso

De mundos llenos de colores
que van desde el azul
hasta el fluorescente

Bailan dentro del agua
haciendo ondas relajantes
para calmar a la tierra

Dicen que no tienen memoria
pero hasta ellos conocen
tus horarios y quien por la sombra

Por mucho que mires dentro
el mundo es muy grande
para algo tan pequeño

Pero quizás el secreto
es que ahí fuera existen cosas
que no necesitan dentro.

jueves, 23 de junio de 2016

Buenas noches Nuria.



Cuenta la luna ovejas de algodón
mientras en el cielo brillan las estrellas
como un tímido velo que centellea
allí arriba perdido en el firmamento.

Las tibias noches de septiembre
traen a niñas igual que querubines
alegres y risueñas con piel de canela
sueños tan bonitos como un día de playa.

Y ya sea en la mancha o en granada
las dulces princesas se van a la cama
cuando en el cielo la luz se pierde al oeste
para que las hadas traigan sus juguetes
hasta el que llegue el amanecer.

Caen los parpados como pesados telones
el cuerpo se vuelve casi inerte
hay que dar las buenas noches
para que el sueño venga a verte.

Descansa mi pequeño gatito
que el sol viene pronto mañana
para traerte más alegría seguro
si te levantas con una gran sonrisa.

Se mece la luna tranquila en el cielo
duermen las ovejas en el verde paciendo
las estrellas están casi en silencio
y Nuria ya esta en el sueño flotando.


domingo, 19 de junio de 2016

Rehabilitación.

Corre, que no te pille el día,
comienza muy temprano
ve hacía la aguja que dibuja tu sombra.

Hay un escondite entre la música
que rodea el silencio sin dolor
vuélvete uno con el mundo
hasta que desaparezcas.

La noche llega siempre
tarde, tras el bullicio de los sueños
que abandona sin mirar por un café solo
tan oscuro como su vientre
y amargo como cualquier vida a la izquierda.

Cuando quieras darte cuenta
estarás en ningún sitio
allí donde nadie tiene nombre
ni religión ni oficio,
niños abandonados con sonrisas rotas
y alas barnizadas en azabache.




domingo, 5 de junio de 2016

Solucionando problemas técnicos.

Me fui como si fuera un recuerdo, difuminándome dentro del tiempo
desaparecí sin dejar rastro ni tampoco una dirección postal
vivo dentro de un bunker esperando a que el carcelero abra la puerta
yo decidí entrar, pero debo ganarme la salida.

Cuando la arena deje de caer, mi universo estará desmoronado
alguien tendrá que componer cada estructura a base de soporte
la derrota esta en el horizonte, pero ni has soltado todavía el martillo
la guerra es inevitable, pero no contaban con lo que guarda en el escondite.

Hace unos días murió M. A. ha vuelto a revolotear por el cielo,
ahora que ya hay mas ángeles negros me queda menos de condena
en breve me quitaran las cadenas de plomo y me soltarán de nuevo
en el coliseo para que recupere el tiempo y el trono perdido

Para cuando llegue el infierno, volveré a estar listo para luchar por la corona
no quiero ser capitán de ningún barco que lleve mi nombre
ni voy a dejar que me entierren sin antes presentar batalla
el secreto del fuego es que mientras le que aire, aún puede arder.

Todos los grandes llegan al cielo, pero alguien debe de quedar de guardia
para hacer una buena barbacoa con los que intentan bailar sin saber
que todo rey debe de proteger tanto su legado como los que están a su cargo.

Cuando me devuelvan la otra mano... pienso salir de mi cuarto
septiembre esta a la vuelta de la esquina y aún no es tarde
solo necesito que me quiten el freno para arrasar el verano
la siguiente tumba llevara mis apellidos pero nunca conseguirá verme dentro.


martes, 26 de abril de 2016

Los tres patitos.

Los números siguen jugando conmigo, tontean a diario, a cada instante… pero sigo sin ganar la lotería. Cada reloj me saca una sonrisa cuando lo miro y eso es raro porque yo nunca uso. Los capicúas y los números alegres son los que más me divierten porque son difíciles de encontrar si estas pendiente, pero son como un billete de cinco euros que vuela por la calle.

A veces pienso que N los escribe para que siga soñando despierto y a su vez salga de la burbuja. Todos los años pienso en salir a correr, pero luego miro mis pies y estoy en Madrid todos los días acabo haciéndolo pero sin tener que ponerme ropa de entrenamiento. Aun así se que no es lo mismo el placer que la devoción.

Ni calma igual, ni satisface lo mas mínimo.

Nunca nadie fue capaz de entender que me gustase correr como deporte. Pero en verdad no lo hacía ni por las medallas, ni los artículos, tampoco me importaba los cronos ni la superación. Lo hacía por la familia, por los amigos, por los que tenia al lado. Todo el mundo se esforzaba por algo y aunque fuera como un mecanismo espejo… igual que lo hace un lago con quien mira. Era divertido gastar el tiempo corriendo, muchísimo mejor que estar parado.

En el fondo todo sigue siendo lo mismo, salvo que las pistas ya no son de goma y tú ya no eres el mismo que hace unos años. El resto sigue igual. Carreras prisas y nervios. Siempre como si fuera la primera vez, con la confianza apretada en un puño y el corazón galopando dentro del pecho. El hipódromo rugiendo y el objetivo puesto el  horizonte. Nadie que no sepa de esforzarse al límite, hasta querer vomitar la última gota de sustento junto al resquicio de aliento… el que no piense en vencerse a sí mismo como si fuese su sombra, que no sueñe con volar ni piense en tocar el suelo sino tan solo acariciarlo.

Jamás podrá llamarse atleta, porque ni siquiera sabrá ponerse unas herraduras y menos unas zapatillas de clavos que te oprimen hasta los malos pensamientos. En ese momento sólo importa que ya has meado hace un momento y que el miedo que te espolea, no es más que animo a conseguirlo. Respiras y te concentras en todos esos juegos… que estas en casa y que no importa si el primero o el ultimo, sólo importa el sentimiento.

Aguantas la respiración y piensas en los galgos, estiras las piernas al ponerlas en los tacos, las manos aguantan el peso mientras todo se ajusta como una bomba. Cada pieza ocupa perfectamente  su lugar y espera mientras el corazón bombea hasta resonar en los tímpanos… todo está listo y el mecanismo se enciende hasta alcanzar su primera fase.
Después el disparo lo detona todo y el mundo se pliega como una ballesta que te lanza hacia delante, una mezcla entre rana y guepardo. Sólo se escuchan los jadeos y el viento. Lo demás se difumina como un ruido sordo. Tu conciencia te anima desde dentro el cielo te aplasta desde arriba. El mundo parece que quiere comerte, la confianza se gasta más que si fuera gasolina y las piernas arden tanto que parecen tizones. Y entonces eres libre…

Tu cuerpo pesa una mierda y vuelas apoyándote en el aire, cada zancada es más larga que la anterior y solo has necesitado treinta  metros para lograrlo, tu animo aumenta a cada bocanada porque la meta está más cerca y aun te queda algo de valor en la recta.  Recuerdo cada carrera y cada lanzamiento. Tuve un gran maestro que me enseño a darlo todo en la vida, el dio la suya y a nosotros nos queda recordar su leyenda. Los tres patitos le echan de menos, cada uno a su manera. Durante más de diez años el nos dio cada tarde, nunca fui capaz de darle todas las gracias que le debía.

Se fue mientras yo estaba fuera, encontrándome a mí mismo.  Cosa que tampoco lo he logrado en todos estos años. Si algún día lo consigo supongo que habré alcanzado mi meta, pero es que es  difícil correr en todas direcciones. Puede que pensar demasiado te haga dudar en el sentido correcto o que intentar seguir el ritmo en vez de imponerlo suele ser cansado pero cuesta menos hacerlo. Aunque en verdad lo que siempre me hizo entrenar menos era que nunca logre estar callado.

Eso tampoco ha cambiado después de tanto tiempo. Me agotaba en las competiciones porque no estaba acostumbrado al silencio a mantener el pico cerrado, algo normal porque respiro por la boca… dicen que sin eso no hay concentración. Pero eso son de las cosas que no entendí todavía. Sigo intentándolo como lo de correr. A veces alguien busca la iluminación mediante la reflexión profunda. Yo como amante de la tecnología escogí mas bien la radiación intensa. O te mata… o te hace más fuerte.


Muchas gracias tío Nano.

lunes, 18 de abril de 2016

Menú infinito hasta agotar existencias.

Se escurre la noche por los aleros de los edificios, chorrea manchando las paredes de negro como si el hollín de las chimeneas empezara a descender hacia el suelo, lo engulle todo desde las aristas a los recovecos más ocultos, repta por encima de los alambres de espino sin hacerse daño alguno.

Avanza como un enemigo silencioso que sólo teme al sol con su día, acaricia la tierra durante las horas en que es solo suya, la gente duerme, pero la luna siempre logra escaparse. Baila en las alturas mientras contempla las estrellas, soñando con un día más… gastando uno menos.

Desde que los gatos se escaparon de la ciudad, los ratones han vuelto. Tan pequeños e inofensivos, controlan como peones cada rincón del tablero. Dominan las torres y aterran a los caballos, los caballeros de brillante armadura hace siglos que reposan sobre sus cenizas. Los reyes y reinas ya no comen perdices desde que el divorcio está bien visto.

El juego se ha perdido, aunque todavía quedan lunáticos repartidos por todo el mundo, sueñan despiertos y desafían a la oscuridad como centelleantes velas que nunca se apagan. Sus ojos vacios siguen brillando como ascuas, por muy ahogados que anden en un vaso o caminen a tientas por las tinieblas. No hay miedo cuando nada te pertenece… ya no queda casi nada que salvar.

La ayuda es algo que se mendiga ya solo por la tele con soporíferos anuncios que rozan más el chantaje que la realidad, demasiada gente clamando clemencia cuando la macula desapareció extinguida junto a los primeros animales del siglo XIX. Sin moderación nada puede librarse de acabar consumida. El desgaste de los errores es la única forma de no buscar la solución.

Pules las cosas hasta que valen… sino queda el autoengaño para compadecerse.

La noche sigue avanzando.  La mayoría de las noches los marcianos aúllan al otro lado de la ventana, pero tú siempre les dices que no estás en casa. Se van alicaídos, pero al día siguiente vuelven a probar suerte.

Las balas dejaron de volar, la guerra permanece latente como un volcán dormido bajo toneladas de tierra. Esperando al alivio, duerme mascando rocas que funde con su lengua. Pompeya fue su última gran obra, resumida en cien mil palabras. Al final siempre se conoce una historia aunque la narren cien personas distintas. Cada una aporta algo, otras se lo llevan. En la trinchera casi todos los días hace fresco. Las paredes rezuman sudor y miedo. Tiemblan frente a los proyectiles que hacen bomba antes de caer. Cada noche es distinta… cada mañana igual.

Al mediodía las ambulancias siguen evacuando victimas de sus trabajos, la pandemia se extiende como el mazo entre los adolescentes. La tristeza es la flor más características de las calles que engullen estrés.  Al rozar el sol su cenit, las sombras vuelven a la carga de nuevo como los alfiles y sus flechas.  El casco pesa  demasiado la mayoría de las veces porque el asesino de la tele sigue extrayendo cerebros mientras la gente duerme.

Roba los sueños y hasta sus materializaciones. No deja rastro ni pruebas con sus jeringuillas y sus nieblas. Se lo lleva todo incluyendo los recuerdos. En la gran ciudad los adultos ya no  se acuerdan siquiera de cuál era su mejor juego.  Apuestan su dinero  sin llevar su canica favorita en el bolsillo. Han perdido la esperanza, camuflándola de suerte y desgracia. De las primera la mayoría de las veces no supera el cuarto de hora por las mañanas.

Después todo es sencillo. Te reclinas en tu asiento y esperas a que llegue el ocaso y sus falsos sueños. Te vas al sobre dejando el ancla echada para que no avances hacia tu destino. Todos los años renuevas el pasaporte, pero nunca ponen ningún sello. El tiempo no se demora por nadie, el tablero va  perdiendo su moteado característico y cuando el suelo es igual que el vientre de una bestia azabache, todos los luchadores pelean sin importar los colores, ni la reglas.

Luchan por el honor perdido y por las batallas perdidas, por todas esas princesas en manos de subnormales y en los pobres gilipollas que nunca conocerán a su pareja perfecta porque andan alelaos  buscando una naranja. Los del 82 siguen trabajando a pico y pala como perfectos mineros incorruptibles e inagotables. Pican y apuntalan camino al centro de la tierra con el anhelo de que ella les diga que si les esperaba.


El rey defiende su castillo con redes de hombres tejidos entre ellos,  son una cota de malla, tan resistente como lo sean sus corazones y su poder de convicción.  Los lunes por las mañanas todos saben mentir en el espejo, porque únicamente los sábados son capaces de confundir hasta a un reflejo. Cargas el arma con el cuidado de un amante que se prepara por su próximo encuentro. En la trinchera sigue haciendo frío, pero al este comienza a avanzar sus torcidos rayos.


miércoles, 13 de abril de 2016

Todo llega.

No te agobies, ni agotes la esperanza
se paciente y practica la constancia
por mucho que hagas
 todavía
falta un poco más.

No olvides que la vida es tan larga
como una cadena de la que no se ve el final
sigue intentándolo hasta la derrota
después vuelve a comenzar
con las mismas ganas .

Hay carreras de velocidad y otras de resistencia
averiguaras en cual te encuentras
tarde o temprano, tan sólo no pierdas
el ritmo ni la fe… continua
porque una vez empezado, hay que acabar.

Por mucho que duela o vaya a hacerlo
no tengas miedo, porque ya conoces el camino
sabes dónde empieza, pero no donde termina
sigue porque al igual que un río, una gota
sigue a la siguiente hasta hacerlo fluido.

Y cuando no puedas más, mira a tu espalda
y visualiza el recorrido y enorgullécete
antes de tomar aliento y retomar la senda
porque aquel que tiene un objetivo
sabe conseguirlo y sino…

Simplemente permanece atento
y lo que tuviera que ser, será
y lo que no, nunca te perteneció.
Acepta los términos y asimila lo aprendido
no es demasiado tarde para nada .

Si hay empeño y tesón suficiente
como para no perder la sonrisa
ni la paciencia, por mucho que cueste
Siempre hay una mano tendida
que pueda ayudarte a seguir de frente.

martes, 5 de abril de 2016

Zafarrancho.

Acumula toda la energía antes de empezar, después quizás sea tarde para dar la vuelta e intentarlo de nuevo. Concéntrate como una bomba antes de estallar, vuélvete un pulsar contenido en una bombilla. Rememoriza cada paso para evitar duplicar acciones, visualízalo y hazlo cien veces antes de dar el primer paso.

La magia no es tal como se cree, sino la elaboración perfecta de un suceso para que todo lo superfluo sea imperceptible a simple vista. Sé un condensador sobrecalentándose mientras espera a su momento de gloria. Ejecuta cada movimiento como si no hubiera posibilidad a error. Hazlo de una sola vez continuando su armonía. Que nada más importe,  sigue el rastro hasta la secuencia que roza la excelencia.

Cuando el tiempo que quede sea menor que el límite de irresponsabilidad posible, acciónate como un resorte liberado y termina todo lo que estuviera pendiente, sin importar la dificultad, el esfuerzo o el resto de sentimientos que enmarañados empañen la visión hacia el objetivo. Céntrate y a pesar de ser un remolino de distracciones culmina aquello que tengas presente sin preocuparte del futuro ni las cargas del pasado.

Sé tú, en segunda persona del singular y ayúdate a ti mismo a encarrilar todo ese caos que va surgiendo como en las aventuras de acción, soluciona lo importante y esquiva lo demás, incluso un puente puede sostenerse con palillos para que pase algo al menos una vez.


Corre como si no hubiera mañana, y no olvides en mirar hacia a los lados, la mayoría de choques son fáciles de evitar si tienes la improvisación suficiente como para no ofuscarse en un solo punto, la visión periférica sirve también para rodear un problema a posteriori. Acelera y continua sin poner freno ni anclas pesadas. Termina con presteza todas las obligaciones, deberes y quehaceres… cuando estés a punto de llegar suelta el pedal y disfruta de la llegada, paladea ese momento y regocíjate en la satisfacción del trabajo bien hecho. Hazlo con la calma de quien abre con cuidado un regalo, exultante y animado para que nadie pueda observar en tu rostro preocupación alguna producida por todas las anteriores prisas.

miércoles, 23 de marzo de 2016

Vía crucis s/n

Vivir es muy sencillo, se hace casi sin ningún motivo, con sólo respirar ya tienes casi todo hecho sino olvidas alimentarte y beber de vez en cuando. Puedes tener más motivaciones o menos, quizás con un par de anhelos sueltos incluso puedas ir tirando una buena temporada.

Los proyectos suelen prolongar los horizontes y los plazos si eres de esas personas tan meticulosas y detallistas que pueden hacer de un hilo una filigrana.

En fin es simple y sin un coste aproximado que depende en parte del observador y del observado.  A punto de que pi vuelva a parecer en la madrugada me doy cuenta que siguen persiguiéndome las matemáticas porque mientras exista la memoria sabré calcular donde me encuentro. Sin las sumas nunca hubiera llegado a ninguna parte.

Con las multiplicaciones quise ser el dueño de una ciudad que apareciese en el monopoly, con la división aprendí que no había ningún objetivo que fuera del todo imposible si se podía abordar desde fracciones más pequeñas. Con la resta…

Con ella solamente conocí a extraer cosas de un conjunto sin saber si se podrían reemplazar.

Sigo teniendo alegrías en mis días, tantas como decepciones, al final de cada jornada suspiro si continuo sin andar por arenas movedizas, pero sin el miedo consecuente. Nunca fui ningún dios que caminara sobre el agua o las hiciera separarse. Como mucho la ingiero y paso largas visitas allí donde el vapor se lleva los problemas a otro destino.

Pero siguen faltando números de las cuentas que antes no echaba de menos.  Faltan muchos luises y luisas como para que rellene las ausencias, cada uno tenía un gran trozo de alegría adherido a su nombre, como si su sola mención pudiera solucionar cualquier entuerto en cada momento de la vida.

No había nada mejor que los veranos con Pepe y sus historias en el parque o las manualidades en la terraza creando serrín como quien muda la piel muerta hasta que la nueva aparece debajo dando sentido. El abuelo nos enseñaba a crear de la nada, a imaginar y materializarlas en algo tangible, que se pudiera ver. Trabajaba cualquier material pero a nosotros nos daba la madera, cálida como sus grandes manos.

El tío Nano era de costumbre todo el año desde que nos enseño a que si corrías demasiado podías dejar atrás los problemas que te estuvieran atosigando. Tenía muchos más rizos que el abuelo y fumaba bastante más que su tocayo. Supongo que cada uno se ocupaba de sus cosas, pero la alegría les acompañaba de igual manera. Amantes de las buenas mesas y mejores tertulias hicieron de vino un arte y las sobremesas algo más liviano con sus cartas y sus relatos.
Nano tenía muchos más rizos y ya no logro recordar quien tenía el pelo más blanco.

Pero de los dos su barriga cincelada en mármol y sus grandes carcajadas por estupideces que les hubiera pasado. La abuela Luisa… era el amor personificado, señora desde una buena fiesta hasta para pedir por los demás. Si calidez tenían las manos del abuelo, ternura tenían las de ella y cariño por descontado. Nunca hubo nadie más sincera ni con la que se le pudiera hablar de casi todo. Sigo viendo vuestras sonrisas y recibiendo caricias.

La restas son una putada si no se piensa en peras y manzanas. La síntesis de casi todos los cursos hasta segundo grado es que siempre puedes conseguir una mermelada al menos en el supermercado. Que si algo se rompe puedes reemplazarlo por algo similar o mejor inclusive. Pero a las personas que se van… a esas no hay manera de sustituirlas. Queda un hueco donde allí estaban y si tienes suerte y buena memoria puedes disfrutar de su compañía viajando al pasado.

Es como ir a una pinacoteca. Te pones en frente del cuadro y te transportas a ese lugar, puedes oler los aromas, sentir el viento oyendo todo lo que susurra, recordar cada instante y si en verdad sabes imaginar cómo solo un lunático puede hacerlo, sentir lo que sentiste en primera persona del singular sin ningún participio.

Odio a los guardias de seguridad de los museos… cuando logras llegar a ese momento, suelen recordarte que estas casi fuera de tiempo y te invitan amablemente pero sin tacto a salir de las instalaciones sin dejar que te despidas ni evitar que de alguna forma robes algo de ese sentimiento que estaba latiendo en ese instante. Donde todo era paz y sosiego y las cuentas volvían a salir como entonces.


Por los que siguen en las trincheras todavía, va por vosotros.

domingo, 28 de febrero de 2016

Humanos imperfectos.


Ya nadie hace las cosas bien
porque hacerlas mal es más sencillo
no por simpleza o facilidad
sino porque no tener que esforzarse
al final del día gasta menos energía.

Da el mismo trabajo a cien monos distintos
y el 99% hará lo que le venga en gana
sólo uno lo concluirá de forma adecuada
ese sin duda… tiene algún problema en la cabeza
ó puede que sólo haya metido la pata.

Todos los días me levanto y confió en la raza humana
espero que me sorprendan agradablemente
que me hagan ilusionarme por un mañana
soñar despierto con miles de posibilidades
cada noche me acuesto, pensando que no hay esperanza.

Tampoco es tan difícil
ni siquiera arduo o complicado
únicamente hay que poner algo de tu parte
pero supongo que es ese grado de implicación
 lo que hace imposible que alguien lo intente.

Por la mañana todavía queda un atisbo de oportunidad
de que el día no sea ni el de ayer,  ni lo de mañana
al siguiente te enteras que cualquiera del monton
podría haberlo hecho, pero no quedaban voluntarios.
Pasan las horas y te das cuenta que estabas equivocado.

jueves, 25 de febrero de 2016

Desde el otro lado.

Avanza sin retroceder, siempre al alcance de la vista porque no le van las incertidumbres. Ya viene la muerte sobre su montura, apunto esta de despegar las alas y volver a casa, aunque sea un momento, quizás otro recuerdo más que añadir a la lista.

Vuelve el hermano pequeño y el padre de muchos de nosotros, regresa con sus discípulos de su gran viaje por el firmamento de las estrellas. En camino sin prisas pero sin pausas hasta agotar todas las cervezas que en la pequeña manzana nos reten a nuestro paso. Trae su mejor regalo, el que le da su felicidad y porque no, algo de ternura en este mundo de batallas sin fin ni treguas salvo en agosto.

Una nueva historia que vivir, que conocer, que escuchar… Porque siempre hay algo detrás de la esquina para esos niños que nunca llegarán a hombres, aunque no dejen de ser ni uno, ni otro. Apenas una semana y de nuevo desparecerá como un fantasma famoso. Un deja vú colgado de un: Yo una vez le vi, o quizás una polaroid de aquello que jamás dejo de pasar cuando se agrupaba esa extraña familia.

No importan los días, ni los meses, tampoco los años que estén todavía por venir. Para nada vale cualquier derrota, ni las miles de victorias que sucedieron durante aquella gloriosa época donde el tiempo se condesaba en una gota, igual a las demás. Calcomanías de servicios hasta rozar la excelencia rallando la perfección desde el otro lado de mis mundos alternativos.

Después de tanto tiempo sólo queda orgullo, y una pecera que nunca estará llena porque faltan muchos de los peces que la hacían mágica. Una temporada memorable fundiendo los jueves con los viernes y a veces hasta los sábados y los domingos. Todas aquellas cervezas que juntas podrían construir un puente que cruzara hasta otro mundo, otra fiesta, otra fotografía donde mostrar en silencio algo que podría contarse con millones de palabras y que puede que se aún así se quedara corta. A veces una mirada perdida en el techo del salón no era más que el preámbulo de otra noche a la luz de las estrellas. Ahora lo sé, pero antes también lo notaba en el ambiente.

jueves, 11 de febrero de 2016

De nuevo en el patíbulo.

Cuando cesó el alto al fuego volvieron a volar las balas en todas direcciones. Había pasado un periodo de tranquilidad pocas veces alterada, y ahora le tocaba recibir todo el yang que había quedado sin repartir durante tanto tiempo.

La paz era un recuerdo del pasado, algo que comenzaba a tornarse borroso y difuminado. La guerra se podía olfatear en el ambiente entre el olor a la sangre reseca y el de la carne que comenzaba a podrirse. El ruido había mutado en una amalgama de gritos y llantos. El conflicto se sentía desde la base del cráneo hasta la curcusilla.

Era inevitable como el pedir disculpas o ayudar a los ancianos. Pero a él no le importaba, de alguna extraña manera había nacido para eso. Era un mercenario que mantenía su mente fría hasta cuando manaba su sangre caliente. No perdía nunca la compostura ni sentado en medio de nido de avispas asesinas.

La derrota era inadmisible y aunque la victoria no estuviera al alcance de la mano, no había lugar para el abandono ni la rendición. En eso era como un ronnin japonés, su señor era su amo y su religión la batalla. Nunca existe el miedo a perder cuando se baila con un ángel de la guarda cosido a la espalda.

Dicen que solo los cobardes huyen frente al peligro, cuando en verdad es que todos lo hacen menos uno, o puede que varios, pero por ahora sólo conozco los que caben en los dedos de una mano. Ellos forman parte de la legión prohibida, una selección de personajes que no saben decir no ni rendirse ante cualquier batalla.

Hoy en día la cocina es el boom en todas las noticias, hay cientos de programas, miles de recetas, muchos  caraduras y un sinfín de despropósitos con patas deambulando por restaurantes y bares. En un país sede mundial de la hostelería donde los salarios dan risa por no decir pena si se comparan con el resto de países de la unión europea tanto por cuantía como por horarios.

Existe una raza de seres de excepcional valía que no titubean ante el peligro ni su tensión, bailan sobre ascuas mientras esquivan cuchillos y heridas. Una hermandad de amantes de los aromas que visualizan sin darse cuenta la mejor presencia para cualquier plato que caiga en sus manos. Personas anónimas que tarde o temprano llegan a estrellas o continúan desde las sombras dando de qué hablar, ilusionando y sorprendiendo.

El patíbulo no es más que el culmen para cualquier condenado que llega al final al destino que tanto busco y cuyo dueño sin dudar presenta su valor por última vez quizás. Porque nadie sabe donde nace 
un genio, o muere una estrella. Todas las incógnitas siguen encerradas en una caja perdida sin remitente, puede que alguna vez la encuentre o puede que todo siga como hasta ahora porque el futuro sigue escondido detrás de la esquina de un dodecaedro.

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