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miércoles, 16 de diciembre de 2009

Paradoja entre la Zorra y la Loba.


No somos más que mamíferos en zoo destartalado. Cada animal a su “libre” albedrío que cada vez es controlado en mayor medida para no perder el equilibrio del vaso de agua.

Un segundo esta todo dentro… y después a continuación se vierte fuera.

Miro a la loba y ella aúlla alegre por la atención mientras con la lengua hace remolinos afilando sus colmillos para el banquete. La Zorra en cambio me mira cauta y sagaz anotando dígitos en la calculadora que guarda en el bolso. Se cree inteligente pero anda todo el día en la encima de la parra sin saber que las uvas cuelgan por la gravedad del asunto.

Y es que unas y otras no se distinguen en la oscuridad.

Me encuentro con sus ojos caminando en mi contra. Penetran mi alma como dagas de fuego que me hace sudar. Sus pasos sentencian mi condena con el traqueteo de sus tacones resonando sobre mi conciencia. Giro la ruleta de la velocidad hasta reducirla a un cuarto. Y todo adquiere la velocidad de la cámara lenta que dibuja su figura a marca de agua sobre los recuerdos de mi memoria.

Ocurre en un segundo y todo desaparece… alguien se empeña en poner las cosas a tiempo real y se estropea la toma mandando al cuerno el rodaje. Ella pasa y yo me quedo con la incógnita. ¿Zorra o Loba?

Ya nada volverá a ser igual desde que en mis libros se introdujeron astutas entre sus páginas, silenciosas como una serpiente y proliferas como los ratones. Cuando quise darme cuenta dormía con Felix Rodríguez de la Fuente y no me enteraba.

Tiene guasa el asunto de que ya me lo decía mi padre. Que viene el lobo… que viene el lobo… y no se equivocaba en sus vaticinios salvo en el sexo. Y desde entonces todo esta por igual de confuso. Llegados a este punto como a otro cualquiera tenemos que situarnos.

Lo llamaremos punto 0. Donde todo y nada es posible… No ignoramos nada, pero tampoco lo usamos como hipótesis de deducción a lo absurdo. Ni siquiera por el punto medio, porque sinceramente estamos en mitad de absolutamente ninguna parte. Pero eso si… estamos preparados.

Saco la libreta y comienzo a anotar datos. La longitud de la falda es inapreciable, así que la tacho mentalmente y busco otro parámetro. El maquillaje oculta por igual sus intenciones frente al espejo y mirando el cubata vacío que esta en la barra y que antes me pertenecía como sus anteriores hermanos me hacen desestimarlo también.

La tendencia de la moda me complica el estudio por lo que decido desnudar a todas las muestras que andan por ahí danzando. Y en un momento me encuentro en mitad de una orgía de perfumes que atontan los sentidos y que para no fiarme de su artificialidad privo al experimento del estudio de las feromonas. A pesar de que he perdido el olfato agudizo la vista para captar los más sutiles movimientos.
Cualquiera imperceptible que decante la balanza a un lado u otro por reacción. Confió en que todo este en condiciones estándar. Pongo 23º y 1 atmósfera para impresionar un poco. Despejo las variables para integrarlas en la ecuación y después derivar todo este asunto para que todo vuelva a estar por igual. Pero sintetizado… porque tanto destilar ha dado su ejemplo y paso a preguntar a las paredes del aseo cualquier duda que pueda surgir.

Me equivoco de puerta y acabo en el servicio opuesto donde todas me saludan con usa magnifica sonrisa o eso creo. Todo sucede rápido y no guardo constancia alguna en la investigación por lo que no deseo dejar más nota que una estúpida sonrisa pintada en mi cara y una lista de números de teléfono.

Vuelvo a entrar en la habitación y todo queda reducido a una formula que salvara al mundo de la duda existencial. Que no es otra que la afirmación que no se vende la piel del oso antes de cazarlo y por supuesto hay mucho disfraz por ahí suelto. Saco la calculadora y aplico la formula que despeja el resultado. La respuesta para saber distinguir perfectamente al enemigo es… muerdes o eres mordido.

El mundo en guerra.


La navidad llega con aburridos anuncios y sus odiosos villancicos le siguen acompañando un año más. A algún bastardo se le ocurrió que con tanto calor y amabilidad se sentiría menos el efecto del frío. Pero se olvido de guardarse sus ideas en esa caja que sirve primero para avivar el fuego. Y ahora todos pagamos por sus brillantes ideas empapadas en hipocresía reconcentrada.

Medio mundo se muere de hambre y nosotros ni siquiera nos preocupamos en pleno frenesí del capitalismo. Cumpliendo no una idiotez… sino dos… creer y ser creídos. Cuando todo en sí no es mas que un simple engaño alimentado durante siglos con la absurda leyenda de los reyes magos tan famosos en la Biblia. Pero es que Papa Noel no es mucho mejor en la otra versión de la moneda…

Así que andamos perdidos en mitad de una guerra inútil para dejarnos en casa mientras la nieve se acumula fuera, porque sino tendríamos que ir a comprar a la farmacia cualquiera de los remedios contra el resfriado. Porque ya somos autentico ganado… el día que me saquen una esquiladora, pienso vaciar un maldito cargador entero de mi pistola en mitad de la diana que será el corazón del desafortunado.


Pero mientras prefiero disfrutar del invierno, porque al nacer en el infierno… adoro cosas tan insustanciales como no sentir los dedos por llevar jugando un rato con la nieve… o que la nariz chorree… la verdad es que no se la cambiaria a los del norte de Europa… sencillamente porque ellos han dejado de ser niños para convertirse en adultos hastiados de la blanca presencia.

Es como si la nieve fuese mierda para los monos que están acostumbrados a ellas… así que disfruto lanzándome excrementos con todos los personajes que se cruzan en mis líneas y haciendo figuras que jamás lograrán hablar, mientras paso de puntillas por la casa de mis conocidos para evitar las inútiles felicitaciones de navidad.

He instalado una barricada de afiladas estacas alrededor de la chimenea e instalado trincheras delante de la puerta. Nadie que no este invitado será bien recibido en mi casa y por supuesto he sembrado de minas el jardín para que todos los niños que intentan sacar el aguinaldo a base de canciones terminen como pintura impresionista en mi portal.

No es que odie estas fechas… solo es que no las entiendo, porque tanta ignorancia las sigue regando con champán y pagando por unas fechas normales el doble y el triple de su precio real. Eso es lo que me descoloca y nunca he pretendido salir de ese estado. Y es que en la ausencia de todo se consigue el primer paso de la cadena. Que es empezar sin basura en la cabeza.

Me dedico a vaciar bolsa a bolsa mi azotea mientras el fresco beso del hielo hace cortes secos en la piel de mis labios como un hábil cirujano jugando a pintar paralelas con un bisturí. Doy una calada más y me siento en el sofá de mi sala de mando a esperar a que todo empiece a destruirse como cada año. Las campanadas han comenzado la cuenta atrás y los más afortunados han reservado asiento predilecto en las puertas del infierno. Yo por mi parte… sigo de vacaciones.

No pienso salir de mi cuarto hasta estar preparado. Repaso mentalmente mi plan maestro cuando algo me saca de mi trance. Los gritos agónicos de los niños llorando mientras palpan el suelo en busca de sus piernas me produce una sonrisa de saber. Que esta ya aquí la navidad en las puertas.

Tengo un Dalí escurriéndose por mi fachada y trozos de Basquiat salpicando en césped en forma de concha. Los gritos de los restantes suenan a la deliciosa melodía que hizo que Beethoven se cortase su oreja. Doy un sorbo prolongado al café y salgo al recibidor escoba en mano. Hay que limpiar el desastre para que vuelva a tener lugar.

Feliz falsedad… sin abetos que mueren para ser esqueletos al año siguiente, ni deseos que se incumplen a la primera semana. La cruda realidad salpicando las ventanas que aun muestran sus rebajas frente a la crisis. Y como no… la gente sin dudas que no se dignan en preguntarse porque todo sigue igual de mal.

viernes, 11 de diciembre de 2009

Juramento Hipocrático.


Siempre he estado aquí para nada, he cambiado mi cuerpo por uno hecho a base de humo de nuestras caladas. Volverse insustancial hasta que nada pueda a esclavizarme a ningún sitio con nombre modesto y buenas intenciones. Me juego las cadenas a la carta mas alta y las pierdo ante a un jugador de rostro desconocido. Me despido de ellas en silencio mientras que aliviado dejo que otro cargue con mi pasado.

Quedo absuelto en el último momento en que la moneda decide que mi cautiverio ha sido cancelado como la caducidad de las tarjetas de crédito. Espero que el cajero se trague un trozo grande de vida y sin cemento sobre mis zapatos volver a flotar. Rebusco en mi espalda algún pedazo de mis alas, pero el tiempo las ha erosionado hasta no dejar siquiera vestigio alguno.

A pesar de todo me arrojo por la terraza del ático como una colilla a medio consumir. Me prendo en la caída de nuevo como un cometa que sabe que va a estrellarse contra el suelo… me vuelvo ceniza antes de impactar y junto al polvo voy a posarme a otra parte donde nadie me diga que no puedo estar.

Estoy cansado de pensar en el resto de las personas que no hacen lo mas mínimo por cambiar ni un ápice sus existencias. Se desgastan capa a capa sin poner trabas ni pedir explicaciones. Son una manada de borregos pusilánimes que aceptan con estoicismo lo que acontece a sus pisadas. Piensan que estaba todo escrito, pero en casa del herrero cuchara de palo.

Vuelvo a quererme a mi mismo otra vez. He cancelado todos mis contratos y dejado las ventanas abiertas para que el aire sea el único dueño de mis pulmones. No necesito nada más que mi sombra y el silencio de la soledad. He decidido que ya basta de lamentarse por sucesos que nunca ocurrirán porque en este punto el equilibrio hace imposible que la ecuación balancee por sus propios medios hacia el resultado escogido.

No es natural permanecer al margen de las cosas. El fluido de la entropía hace posible un mar de posibilidades que bullen junto al caos del desorden que se instaló entre las sabanas de mi cama. Vivo en una isla en mitad de un océano. No hay nada más que agua de mar salpicando sin remedio las atribulaciones que con las que pesca como cebo mi alma.

Tengo una buena caña de pescar y suficientes bolas de nácar para utilizarlas a modo de señuelo con todos los pescados sin memoria que no me reconocerán entre los carteles de se busca. He cambiado tantas veces de cuerpo que he olvidado de como me llamaba. Por lo que me decidido por regresar para que alguien me llame señor X. y firmar los documentos con una cruz.

Puede que ya no haya salvación para mí, pero ni siquiera recuerdo haberla pedido. Tiro los dados para que el futuro me vaticine una aventura de las de antaño. Tengo mi chaqueta de cuero y he fabricado un puente hacia algún continente con todos los sueños que acorchaban mi noches de insomnio. Salgo de mi burbuja por un sendero insonorizado para que el agua no cargue con sus murmullos acuáticos las pisadas de mi presente.

No merecías atarte a mis talones sencillamente porque te di la libertad de no volver a caer en las trampas de los hombres. No es justo para un pez quedarse colgado de un anzuelo anónimo. Pero al menos en la conclusión de la partida los tanteos de los marcadores han quedado en empate. Al final la justicia ha brillado tenuemente a modo de despedida en silencio. Los dos sabíamos que no podíamos coexistir con el futuro sin crear heridas que nadie pudiese sanar.

Somos el ejército oscuro del placer y no hacemos prisioneros. Te di la oportunidad de empezar desde cero sin volver a cargar tus espaldas con el lastre de mis labios suavizando la historia de las caricias de seda marcándose tanto como las cicatrices de ácido sobre la conciencia.

No soy el dueño de ninguno de los problemas que no aparezcan en el propio enunciado de mi examen de evaluación. Contesto a las preguntas de forma organizada sin saltarme ni un solo punto. A la pregunta de que es lo que más he echado de menos en la vida. Mi respuesta ha sido a ti, lo único que no he conseguido lograr en la historia de los relatos.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Alquimia destilada.




Repica el pasado a un ritmo unísono que se va acelerando… viene pegado detrás de nosotros acechando para darte un mordisco cuando te tropieces de nuevo con algo ya conocido. Esquivo los malos recuerdos con los ojos tapados para no volver a verlos… soy un ciego con la mano alargada palpando el destino que esta por llegar.

Reconozco las cosas por su textura y no suelo fallar. Las malas experiencias son demasiado áridas para que no sienta su sequedad a metros de distancia. Son pozos de arena movedizas camufladas perfectamente con la realidad. El que las creo se pasó una vida entera exprimiendo su obra hasta lograrlo y a día de hoy, es peor fiarse de la vista que del olfato.

El estilo es no quedarse parado cuando todo hace aguas. Cada día nos volvemos mejores… eso debe de rezar algún optimista religioso cuando hace siglos que los que dejamos de pensar en figuras de madera y metal descubrimos que todo va a peor.

Se pierden los demás a pesar de que sus GPS funcionan a la toda velocidad, echan la culpa a las obras y la mala cobertura mientras esperan tomándose un café a que alguien pueda ayudarles. Suelto una sonrisa para que todo lo que me rodea no me sea desconocido. Vuela entonces al lado de mí tocando el violín para que la vida sea mas alegre junto a ella.

Los días se pliegan uno tras otro como las paginas de los calendarios de las oficinas. Debajo de mis pies los nombres de la semana van fundiéndose al tiempo que sigo bailando sin perder el ritmo del compás de las espirales que va dibujando un ser incapaz de completar un ciclo de cualquier circunferencia por no caer en la reincidencia.

El mundo sigue siendo un juego de niños todas las mañanas. Ellos siguen sonriendo mientras toman el desayuno antes de ir a clase… los adultos con sus ajeteadras vidas de cafés matutinos y periódicos a media jornada, perdieron la esencia de la felicidad cuando se hicieron mayores de edad. Es la supuesta evolución que se presupone a la madurez… Maldita estupidez vendida a precio de oro por algún necio que perdió su infancia entre las pilas de papeles que se le amontonaban en el escritorio.


Extraviaron en algún lado de sus laboriosas existencias lo que les hacia sentirse completos y ahora los que pueden se conforman con esas sutiles delicias cuando nadie les ve… algunos no llegaran a ver los 20 y otros han olvidado lo que eran… Una verdadera lastima perder antes de haber podido siquiera empezar… o haber dejado de participar porque pensaban que ya todo acababa de terminar.

La pena es un arpa desolada tocándose sola en la oscuridad de un salón abandonado… Me acerco a ella y la acaricio para que las flores aparezcan por todo su cuerpo salpicado como una primavera oportunista que se acerca al sol que mas calienta.

Bailo por el tablero de ajedrez mientras ella toca sus mejores notas de acompañamiento a mis pisadas sobre el mármol reluciente… patinan las pesadillas para acabar escondidas debajo de las faldas de las mesas en espera de morder las pantorrillas de los incautos que se acercan demasiado a ellas.

Una burbuja viene a mi encuentro y me pide cortésmente que desaparezcamos. Me despido de la soledad y arrojo un beso con espinas a la chica de la música. Lo manipula con cuidado mientras come del dulce interior. Su sonrisa me recuerda a la mía pero con más inocencia. Me despido con una reverencia antes de que la habitación quede en silencio. Apago la luz y el polvo vuelve a posarse sobre mis pasos para borrar mi presencia.

Somos fantasmas de carne y hueso caminando por una existencia de atrezo que no nos pertenece. El necio sigue cogiendo todas las cosas bonitas que brillan delante de sus pupilas. Acapara y reúne perturbadamente como un pastor celoso de su ganado. Las va metiendo en su saquito de terciopelo.

El mundo se ríe a carcajadas mientras mis pies de hormiguita recorren su panza redonda de felicidad absoluta… Los dos sabemos que el polvo se lo llevara todo para esparcirlo mas tarde en otro lado. Suelo el aire mis bolsillos porque nada de lo que hay dentro me pertenecía antes de haber nacido. Sigo manteniéndome en los límites de la percepción aburrido de una existencia absurda de pretensiones sin sentido de los que hablan sin decir nada.

En la tierra de los viejos las historias de los que ponen el punto y final tienen mas sentido porque tienen el fundamento decantado por el juego de un alquimista demenciado que sabia como concretar las cosas con un solo deseo.

Cierro los ojos y me dejo llevar a la tienda de los tebeos que olían a paginas amarillentas y abandonadas, allí todo Dios puede sentirse un hombre extraordinario viajando sin rumbo por el país de las maravillas. Abro la portada y las viñetas me llevan ordenadamente en un mar de bocadillos con sus palabras como único ingrediente sobre el fondo blanco de los ojos se abren para empezar a soñar con los designios que vertieron sobre sus almohadas.
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