En
este
poema ya
no queda amor
ni piedad ni fe
tampoco perdón
te bajo al infierno
de donde no te debiste ir
pues no hay condena para ti
mejor que para un reo que ya ha huido
el fuego le espera ardiente y paciente
saboreando el placer de la victoria al fin
aunque la subida torne en bajada
que la sonrisa sea una tristeza
de saber que no volverá
la calle a vestir sus pasos
ni su aroma violarte
o su mirada ver
para contemplar
que aún la amas
como la
primera
vez.
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