La vida no deja de ser una lección de supervivencia en toda
regla. Una batalla completa sin importar ninguna de sus modalidades en la que
puedas estar involucrado… mientras haya lucha habrá ganadores y vencidos, tan sólo
los combates más dañinos tienen como consecuencia la eterna e impávida muerte.
El resto de ellas son meramente recuerdos vivos de lo acontecido, parecido a
una segunda memoria con sus señales y secuelas.
Nadie esta a salvo de sobrevivir desde que nace hasta que
muere. Pero la gente no entiende el camino o puede que si lo hagan, pero sin
llegar a comprenderlo enteramente. Cada vez que sobrevives quedando en pie, no
lo haces por ti mismo sino por todos los que no pudieron lograrlo… o al menos
eso debería ser.
Aunque no importa que existan personas que no respeten el
honor que impregna toda contienda. Lo importante es mantenerse fiel a los
principios que mantienen las raíces ancladas al suelo sin que nada pueda arrancarlas.
La justicia es una cadena que defiende a los inocentes y condena a los
culpables a soportar su peso bien sea moral o punible. Por muy mentiroso que se
pueda llegar a ser, al único que es difícil hacerlo es a uno mismo.
Esa es la causa de que de alguna forma tengas que seguir
adelante ya no sólo por ti y tu sombra, sino también por todos los que ya no
pueden hacerlo y que de alguna forma lo necesitan para no ser olvidados, ni
quedarse en silencio porque ya nada les afecta. Ese momento en el que recuerdas
el pasado y vives el presente es como una bomba condensada de sentimientos. Un cóctel
de adrenalina inyectado directamente en el corazón. Un sentimiento completo y nítido
como los buenos recuerdos.
Ves el camino y sientes tu cuerpo gritando. Sigue adelante,
no te des por vencido. Continua así hasta la meta sin dudar de ti mismo y si
por algo caes, de alguna manera volverá a levantarte los gritos de los que si
atiendes escucharas, ya sea en la memoria o en la realidad. La victoria puede
ser inservible sin la compañía necesaria para celebrarla. Todo el mundo ha
estado alguna vez solo frente a una buena noticia, pero la más cruda de las
verdades es que nunca se esta sólo por la sencilla razón de que toda travesía
tiene al menos un buen momento que te haga dar el siguiente paso y en el caso
del nihilismo, ya podrá hacerlo otro.
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