Reparto mis vicios como quien disemina la simiente por su
huerto para cultivarlo, separo los premios a lo largo del día para no perder la
sonrisa en ningún momento. Luego disfruto del viaje con sus subidas y bajadas
al igual que una buena cabra se divierte en su mundo de piedra y alturas.
He aprendido a ocultarme del tiempo durante los últimos años,
no fue tarea fácil… tuve que esforzarme mucho y practicar aún más. Primero empecé
con las obligaciones, claro esta que las penalizaciones eran elevadas cuando descubrían
mis acciones, pero conforme fui mejorando, a su vez comencé a pasar
desapercibido.
Era como un fantasma… un recuerdo pasado sin forma ni
cuerpo, sólo una historia pasajera que se transformaba en cada boca que la
contaba. En un principio era alguien… ahora soy como la nada silenciosa, un
recuerdo sumido en un murmullo que avanza ocultándose en las sombras. Cuando me
quise dar cuenta había pasado media vida pero en ese entonces, lo único que me
quedaba era la libertad del anonimato.
Mis días enteros eran como semanas. Con todo el tiempo en
mis manos, diseñaba las jornadas como los arquitectos dibujan sus fachadas,
comenzando siempre por abajo hacía arriba. Buenas mañanas no son más que el
germen de tardes felices y por progresión geométrica la noche siempre brillaría
a luz de estrellas por muy mala suerte que se tenga. Así que me pasaba el día
escalando como un camaleón que se mimetiza. Cuando venían problemas me
difuminaba con el mundo esperando a que el alubión de infortunios se mudara
a otra parte.
Después continuaba… Una vez descubres parte de la energía
que te mueve, la continuidad es un movimiento perfecto si logras alejarte de
los lastres. Trepaba sin miedo a la caída, pero tampoco buscando llegar al
cielo. Subía porque me gustaba hacerlo y porque abajo todo se ve más gris… Ya
no me quedan lágrimas que malgastar con la pena ni la tristeza. Arriba en la
montaña, ella ya llora manantiales que transparentes cambian de color en su
descenso al país de los hombres.
Por muy alto que llegue, siempre queda espacio entre yo y el
reto de alcanzar la luna. Así que sueño despierto mientras pasa el tiempo
esperando encontrar mediante la meditación una manera de volver a vivir en luna
mientras abajo incremento la locura gramo a gramo.
...y van dos, estas muy fertil. Me gusto, giros metafóricos que invitan a mascarlos hasta desencriptar con precisión.
ResponderEliminarUn saludo señor cebolla (Sin rimas fáciles eh) :D
Cuando hay abono, siempre puede salir algo. Sea lo que sea :D
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