Después del parón del infarto, vuelve a empezar de nuevo. Se
viste para su última cita en un buen tiempo con esta maldita ciudad. Sin prisa
pero sin pausas, como un general antes del combate, nervioso y la vez calmado…
caminando seguro sobre una alfombra llamada experiencia. Se olvida de colocarse
los galones porque pesan mucho y podrían amargarle la fiesta, necesita ser
ligero para volar.
La luna sonríe desde el cielo, se pone de puntillas para que
los mordiscos de cualquier lunático que se preste no lleguen a alcanzarla. Laza
estrellas a los niños buenos igual que caramelos que antes de llegar a sus
manos ya se han fundido por adelantado. Caen las penas como las escamas de las
serpientes cuando llega la primavera, quedan atrás enganchadas de las espinas
de alguna barra de bar regada con licor. Se pierden los ojos en las alturas y
florecen las sonrisas empapadas en algo que no es felicidad.
Brotan artificiales en los ojos de todos esos hombres que
nunca fueron niños o en esos niños que con el corazón quebrado nunca crecerán.
Salpican las mentiras como los charcos de los pasos de cebra en los días de
lluvia, si no tienes cuidado puedes llegar a atragantarte con algún tsunami de
esos que dejan una ciudad a oscuras y jadeando. Las noches de despedida nunca
vuelven en el fondo. Simplemente resucitan de las cenizas del anterior viaje.
Pasará tiempo…
Pero al final, las noches siempre saben igual.
Algunos se van y otros se quedan… Pero mientras queden balas
en el cartucho no importa cuantas monedas puedan ofrecerme a cambio de alguna
de nuestras vidas. Puede que mañana la ciudad despierte bostezando entre
escombros y hollín. Quizás se acabe nuestra suerte y acabemos perdidos en medio
de alguno de nuestros viajes siderales. Es posible que ocurran cien calamidades
que permuten nuestro destino mil veces entre este momento y el regreso.
Mañana volverá a amanecer sin preguntarnos si nos importa
siquiera. Seguro que alguno quedará por la calles para ser correcto e ir regalando
por la calle los mejores buenos días que sea capaz de ofrecer tan temprano. Es
un buen objetivo… pero por ahora solo necesitamos abrir la cerradura y dejar
que los niños salgan a la calle a buscar estrellas. Que disfruten hoy lo que
puede que no tengan mañana, porque mientras quede memoria siempre sabré seguir
una sombra por el sendero de baldosas amarillas.
Ahora, si entiendo tu comentario. Jeje
ResponderEliminarQue no sepa la noche que la persigues, así como que la luna rota a detalladas tiene más encanto.
Un saludote
Jajaja no te preocupes por que tu movil te contradiga los pensamientos. Y bien!
EliminarMe alegro que alguien en el mundo sea capaz de entenderme aunque sea en un comentario. A veces acierto.
El resto soy yo...
Y si una luna comida a dentelladas es preciosa... aunque sólo puede lograrse cuando esta bien llena.
Dentelladas... Joio mvl.
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