Tenía demasiados vicios adquiridos con el tiempo, tantos que
perderlos era casi imposible, aunque suprimiese alguno… al momento ya era
sustituido por uno nuevo, ó uno viejo… ó quien demonios sabía. Él era feliz y
verdad a nadie le preocupaba un problema como ese, porque aun siendo
extremadamente grave… lo solventaba con gran facilidad. La normalidad en su
caso era la norma excepcional del diccionario.
Pero al contrario de lo que le ocurriría a cualquiera él no
se preocupaba por cosas sin solución. Pasaba de ellas como si ni las viera. La
gente le preguntaba que como podía vivir de esa manera.
Él contestaba, que no conocía ninguna distinta…
Y es cierto. Algunos con menos vicios o uno sencillamente
estaban mucho peores, ingresadas en sanatorios, encarceladas o en
desintoxicación… y esos eran los afortunados que no estaban encerrados en una
habitación ruinosa y mugrienta ó simplemente tirados en mitad de un descampado.
El sonreía con su boca impoluta, pues tenia también el vicio
de cepillarse los dientes después de comer, así como al levantarse, acostarse o
tomar vino. Por supuesto poseía aquel por el cual siempre tenia que hacer las
cosas a pares, pero como era un poco olvidadizo, a veces acababa haciéndolas
cuatro o seis veces en ocasiones. Caminaba por las líneas rectas maniáticamente,
pero no tenía inconveniencia de andar por la arena o el césped a pesar de que
no fueran homogéneos.
Era organizado en según que cosas y un autentico universo
del caos en las demás. Si alguien intentaba buscar algo nunca lo encontraba, si
lo pedías a él y en ese momento podía lo hallaba en un instante sin pestañear.
Siempre decía lo mismo.
Ves… estaba ahí donde te dije… no te has puesto los ojos de
mirar esta mañana ?
Había cambiado la costumbre de fumar al salir de casa y
subirse/bajarse de los medios de transporte a hacerlo antes de irse a la cama,
ahora en vez de ello silbaba haciendo chasquidos cuando pensaba en humo a horas
prohibidas. Con los meses lograba hacerlo tan bien que la gente se giraba
extrañada. En verdad era un buen tipo, digo que era, porque cada día que pasa
es mejor.
Él se compara con el buen vino… nosotros con una enciclopedia
interactiva. Orgulloso lleva cada uno de sus años, como si fuera un modelo
especial de coche. No se preocupaba de las banalidades superficiales… decía que
era cosa natural de sus procesos de chapa y pintura. Sobrevivo… comentaba. Y
todo es por la mezcla.
La mezcla…?
Si… en la naturaleza no hay nada clasificado, todo nace
igual. Un te no sabe diferenciar a otro tipo… pero a cada persona le gusta uno
distinto. A él le pasaba igual pero de forma global. Le gustaba varios tipos de
arábica combinado, pero no el robusta. Le gustaba las palomitas dulces o
saladas, pero no las de colores. Casi todas las gominotas… menos las que eran
esponjosas y no gomosas. La mayoría de los mariscos pero muy pocos pescados. Todas
las carnes, menos las legendarias perdices. Muchas mujeres… pero no las guapas
tontas.
Así que en verdad llevaba tan equilibradas sus rarezas como
el adn de un anfibio que regenerase sus extremidades perdidas. Él era mi amigo,
lo es y lo será. Porque cuando le veo me alegro, porque siempre le saca el lado
bueno a todo lo malo que cae. Y no es porque sea especial… sencillamente es
porque dice que si tu no lo intentas, cualquier día vas y revientas. Lo dice
porque es muy abierto, sincero y nada tímido, pero sigue teniendo vergüenza.
Piensa que nadie tiene que limpiar sus mierdas cuando ya no este. En parte
tiene razón… es mas fácil contenerse a veces que reventar y dejarle al que
sigue la papeleta. No hagas a los demás… lo que no quieres que te hagan, era su
lema. Después llevaba a su manada de yonkies de madrugada hasta la seguridad
confortable de sus casas organizadamente y con paciencia. Como la mama pato,
pero en fila india.
excelente relato me ha sencillamente encantado
ResponderEliminarfelicitaciones
Gracias!, se hace lo que se puede, solamente hay que conocer a personajes asi :D
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