Perdí mi aniñada caligrafía bajo el peso de las teclas de
una fría maquina de escribir, ya no fluye como cuando llenaba folios
completamente con tinta o lapicero… se fundieron las curvas suaves de las
vocales y se perdió la verticalidad de las consonantes amplias e
incomprensiblemente me olvide del sentido que tenia dibujar sobre el papel cada
historia que se fabricaba dentro de mi cabeza.
Digamos que cambie los libros por una nube donde meter mis
palabras antes de que llovieran de nuevo. Pero ya nadie las saca de allí y lo
que antes era inofensivo con el goteo del tiempo se ha convertido en una
tormenta peligrosa. Sus gotas son tan ácidas que corroerían cualquier cosa que
tocaran sembrando las calles de dichosa muerte que no es sino el silencio de
las palabras.
Cada día se esfuma el recuerdo de un cuento de mi infancia,
ahora mi libro se llamaría las ciento una noches después de tantos años de
insomnio que devora pizca a pizca mi memoria. Deje de regar mi cerebro con las
tardes de literatura tumbado en una cama y ahora el barbecho sólo esta lleno de
mala hierba. Miro los guantes y me da hasta pena empezar a desbrozar la
parcela.
Al principio era fácil… en verdad lo sigue siendo pero el
trabajo se ha acumulado de tal manera que visto desde cerca parece inabordable.
Sólo hay que comenzar y continuar sin que nada te distraiga. La tierra sigue
siendo buena y agarrará lo que caiga, tanto tiempo en baldío ha logrado que al
menos haya materia donde labrar y al igual que quien trabaja con barro no sea demasiado
tarde como para volverse temprano, antes de que ya no valga de nada ni los
reproches, ni tampoco arrepentirse. Porque a veces tu escribes sobre la vida y
otras la vida escribe sobre ti.
Cuando recuerde lo que era llenar paginas y paginas con el
surco de las palabras sobre el papel y la caligrafía vuelva a ser nítida y
continua puede que entonces sea el momento de alternar maquina y papel hasta
encontrar el equilibrio necesario para que las palabras vuelvan a hacer
funambulismo sobre el hilo de plata que une cada universo a través del secreto
que contiene la tinta ensangrentada, palpitante y viva.
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