¿El tocapelotas nace o se hace?
Esa es una pregunta cojonuda… Porque casi siempre
encontraremos las dos vertientes posibles en un mismo grupo de encuestados.
Muchos asegurarán que nace sencillamente por números y probabilidad
de suceder seguramente no será por la comparación directa de la puta principal
de cualquier pueblo, sino por el recuerdo de algún suceso parecido.
Pero también encontraremos a la otra versión, la que asume
que el tocapelotas se crea por generación espontánea o mejor dicho por
acumulación de factores seas cuales fueren. Así explicado puede que este un
poco obtuso por lo trataremos de sintetizarlo.
Una vez conocí al cabronazo más encantador del mundo. La
presencia de una sola de sus sonrisas ya producía efectos tales como la
ebullición de la sangre, acompañada por una enorme dilatación testicular alternada
con escalofríos de esos que te ponen el bello de punta. Allí estaba él y a
pesar de que le podría partir la cabeza contra la mayoría de las superficies de
la sala, lo jodido es que la mayoría de las veces tenía razón, por lo que si
frenabas las ansias de querer ejecutarle de mil formas diferentes por hora.
Acababas por aprender algo, si no… al día siguiente seguro
que pillabas cacho. La cosa es que funcionábamos bien como dúo a pesar de que
saltarán chispas continuamente, el resto lo llamaban espectáculo eléctrico,
nosotros química exotérmica por magnetismo.
En fin… ese Edison loco y yo acabamos siendo uña y carne
pero sólo fuera del trabajo, dentro cada uno interpretaba su papel como era
costumbre, no fuera a ser que el publico perdiera atención o nosotros nos acomodásemos.
Fuera, cada uno guardaba sus silencios e interrumpía al otro cuando le apetecería,
resulta que éramos lo mismo con años de distancia.
Por eso rebotábamos tanto al estar cerca…
O eso creía porque el secreto averigüe tras cientos de noche
residía en el silencio. Esa palabra suele estar relacionada a mito ó a noche
solitaria, pero es más difícil de obtener que el uranio enriquecido con
aluminio. Cuesta mucho frenar cuando tienes una lengua larga como la cola de
las lagartijas y un ingenio chisporroteante de los que hacen cosquillas en las
yemas de los dedos. Agítalo y a nadie le turbará menos a un porcentaje de seres
que reaccionarán igual que un cohete.
La gente ya no gasta el tiempo en observar. Simplemente dispara,
habla o ejecuta. Por verbos en el castellano no nos vamos a pelear.
Sencillamente actúan con poca prelimitación, escasa o ninguna. Los que
recapacitan son pocos y suelen esperar a que termines tu exposición sin
detenerla continuamente o buscar excusas de quita y pon… tampoco son de los que
desechan esas palabras arrojándolas directamente desde el otro lado del oído a
un saco roto. Estos esperan y guardan la calma hasta que encuentran el resorte
que buscaban
Son expertos en la vuelta de la tortilla y tienen dedos
afilados como alfileres y una lengua erudita en el doble sentido de las frases,
calcada a la de las serpientes que palpan el ambiente con ella.
La clave es que cuando el silencio se vuelve tan nítido como
un velo, abres la boca y sueltas la primera mina programada, reingresas al
mutismo y pasado un rato cortable con sierra vuelves a comentar cualquier cosa.
Aquí está lo importante de la cuestión. Hay quien nace y quien se hace… pero lo
importante es aprender a observar al oponente, como poco logras asimilar la
enseñanza de la espera, si te va bien… logras vislumbrar cuando y como sembrar
las bombas. Pero si aprendes de un maestro, puedes llegar a dominar la técnica
de la sublimación gonadal de tal manera que no entienda de géneros y el silencio
sea tan agradable que romperlo suele acarrear algún mal recuerdo.
Puede que naciera y que con la experiencia mejora hasta
otros limites…
La verdad es que llega a resultar aplastante.
Pensar que tienes el control de todo y cuando te quieres dar
cuenta te han cambiado los interruptores. Porque cuando lo ves te jode, cuando
no escuchas una mierda recapacitas y llega el momento…
En que ese gran hijo de puta que tienes cerca pero sin línea
visual directa con facilidad para ser eludible, esta sonriendo y cuando menos
te lo esperas suelta el anzuelo y espera a ver que pesca. No es más inteligente
que su presa, simplemente sabe que aguantar y aguardar… eso asociado a su predilección
por los destilados es una peligrosa mezcla si no sabes soportar una pirámide de
carros y carretas sin tragar ni una mísera palabra.
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