Igual que una fuga de electrones comienza el viaje una vez
estrenado el día, sacado de su envoltorio y depositado con delicadeza sobre la
cama. Llego el 5 y la madre gestante durante 30 años dio a luz una buena manada
de gañanes con patas que en un día como hoy se reúnen como hienas a celebrar lo
que con el tiempo ha terminado llamándose cariñosamente la CuLYCarL.
Así que de alguna forma el día ha comenzado o terminado
depende de a la hora que se haya ido el último a dormir. Yo sigo aquí anclado
hasta que el búho pase a por mi para llevarme a la cama… pero todavía no ha
dado señales de vida y sigo esperándole con un concierto particular de Platero
y Tu, como cuando mi hermano y yo nos preparábamos para salir cuando estábamos
aún en la misma casa.
Están tocando sus mejores canciones y no era de extrañar
porque en un rato me tocará volar con el autentico Fitipaldi del grupo tanto en
la música como en su forma de conducir. En ese momento en que me monte en su vehículo
comenzará sin duda el viaje final de solteros por lo menos por su parte… por lo
que por la mía me toca hacer de buena compañía y seguro que la elección de la música
será una buena recompensa.
En el mismo evento despediré a dos confidentes de atalaya,
que me llevaban con sus coches a escuchar música en las largas noches de verano
en Ciudad Real. Echo de menos aquellas escapadas nocturnas, porque no eran más
que la evasión para emplear todas esas energías de lagartija que el sol no
desgastaba con su lengua durante el resto del día. Contábamos estrellas con
muchas historias y escuchábamos a los grandes en directo. Cada noche un
concierto distinto para después volver a la realidad junto al frescor de la
madrugada.
Me voy a la cama… cuando despierte me pondré las zapatillas
y bailaré durante tres días espantando todos los demonios que a nuestra fiesta
se quieran colar. Sólo Pocilga e invitados reza la placa de admisión de la entrada
de la finca. Toca tirar los dados y avanzar hasta que esa noche y la de nuestra
infancia consigan establecer un puente por el que ese momento y el resto de los
que queden estarán vinculados de una forma especial. Pongo la invitación encima
de la mochila y me sumerjo lentamente en la cama para dejar que la corriente de
aire me tenga listo para el amanecer.
Prueba de sonido…
Superada.
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