Pasea relajado, sin quehacer ni destino,
no es otro que el bribón de los hoyuelos.
El concurrido oasis de las almas cándidas,
de esas que un día se chamuscaron
por querer tocar el sol con los dedos.
Hasta su andar es descarado
pues tiene ese punto chulesco
con ese vaivén de ala caída
de perdonavidas barriobajero.
Hace rato divisó una presa,
una rubia de generoso trasero,
guiña un ojo, lanza su sonrisa
y espera que fluya el veneno.
Ella se acercará, la han mordido
sus poderosos ojos negros.
No hay cura, es sonreírles
y verlas rodar por el suelo.
Todo un imán para bobas e ingenuas
que sueñan con un paraíso quimérico
de esos que duran diez minutos
en el asiento trasero.
No puede evitarlo, está en su genética
aún no ha nacido la que le eche el freno,
no habrá roto para este descosido, dice,
temiendo en su interior que sea cierto.
Poesía de: Mylilith
Acabo de escaparme un momento de la boda real solo para darte las gracias por publicar mis letras en tu blog ;). Besitos!!
ResponderEliminarA ti, por darme poesia Sarita jejeje
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