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viernes, 22 de abril de 2011

El secreto de las culebras

Seth era egipcio, pero era algo más que el sencillo hecho de nacer en un sitio… era de ese preciso sitio, donde su nombre aunque dado por lo hiperactivo que había sido en la cuna desde el nacimiento, es que irónicamente su familia se encargaba de un negocio en desuso como era el de encantador de serpientes.

El crío tenía unos brillantes ojos verde botella que había heredado de su madre… y ya desde pequeño se le vio que era mitad niño… mitad culebra y no es que le colgase precisamente, aunque tampoco estaba mal, todo es comentarlo… si no que había llegado a hechizar ya tan pequeño a sus propios padres causando estragos.

Así que ir a ver al pequeño era una odisea… dormía mucho y entonces era un angelito, pero rogaban todo el día que no se despertase… No porque fuese un escandaloso, al contrario era un bendito que ni lloraba… pero su talento iba más allá de las palabras. Alguien decía… Oh! Que ha abierto los ojos… pero mira que bonitos y el padre tenía que dejar lo que estuviese haciendo para salir corriendo a salvar a aquel inconsciente.

No era por nada peligroso… al contrario, pero conocían a su hijo Seth y muy lejos de castigarle por sus extrañas costumbres intentaban evitar el desastre por adelantado. Y es que la primera que lo supo fue su madre, cuando fue a amantarlo.

Él le miro con los ojos muy abiertos y ella dijo… mírale que bendito y antes de que fuera a terminar la frase… zassss bocado en la teta a traición…

Hijo de puta! –exclamo ella sin pensar siquiera. Quita! que la puta soy yo y este es mi hijo…

Y es que no sabían a ciencia cierta que le estaba ocurriendo a su vástago. Pero a lo largo del tiempo se dieron cuenta… en que no era por nada en especial… lo mismo podía ser una teta, que una nariz curiosa, que una mano… la cosa era mirarle a los ojos, eso presagiaba un mal innecesario y es que era tan pequeño que no molestaba demasiado, eso si.

La risa sería cuando le salieran los dientes y por eso estaban ya preparados. La niñez fue un campo de rosas, porque sus padres aprendieron a manejarlo como a alguna de las serpientes del mercado. Contoneaban sus cabezas confundiéndole el disparo de su boca siempre entreabierta, al final de mucho sufrirle empezó a entender que ellos eran sus criadores y comenzó a tener cuidado.

Sus progenitores respiraron tranquilos… pero no pensaron en el futuro. El primer día que Seth fue a la escuela fue expulsado a los 15 min… su madre aun estaba muy cerca y no le costo demasiado. En ese tiempo Seth había echo amigos… tantos como le fue posible en ese rato.

Según comenta la profesora fue decirle Seth preséntate y de la manera que comenta fue dicho y hecho, liándose a pegar bocados a los que tenia cerca. Por suerte el niño solo tenía dientes, y ningún veneno escondido, pero en su primer cuarto de hora social… ya se había llenado las dos manos de enemigos. A cuatro de ellos les mordió la nariz… (una de sus zonas favoritas), a otros dos la mano, al chico rubio en el brazo, a la rubia en una pierna y curiosamente fue a la morena a quien lo hizo en el cuello.

La madre miro a la última niña lastima antes de llevarse a Seth arrastrando y gritando, evidentemente con ese peligro… tuvo que enseñarle en casa ella misma, saltándose el colegio y el instituto. Sus exámenes eran oficiales… pero iba al lugar seleccionado el solo y le vigilaban desde fuera de la sala.

Era material altamente peligroso, incluso sus padres le hicieron camisetas, de cuidado, muerde si le miran a los ojos, lo más extraño de todo… es que como Vivian en una pequeña ciudad todos los niños se conocían y crecían juntos, todos menos él.

Cada niño se acordaba de Seth que para evitar desgracias andaba todo el día encerrado, no porque fuera peligroso (que lo era), si no que con tan alta estima que le tenían que siempre se andaban con cuidado. En los siguientes años se perdieron la cuenta de las narices mordidas y en el resto del cuerpo ocurría lo mismo. Pero por curioso que parezca, no volvió a morder ningún cuello en absoluto. Quizás se hubiese cansado…

Pasaron 16 años… como quien corta cañas en el río… transcurrieron en un suspiro mojado. Seth ya participaba en el espectáculo rodeado de crótalos, víboras y cobras reales… andaba entre ellas como siempre contoneándose, como si el tampoco tuviera huesos… aunque si que los tenia, sólo que ese movimiento en el era tan grácil y elegante que le salía de manera natural.

Y un día de esos en que parece que nada ocurrirá… una chica de su edad se acerca a ver el espectáculo. Como siempre sus padres estaban atentos… temían más a su hijo que a las pobres serpientes, ellas sabían que estaban presas y cuidadas en cautividad, pero no ocurría lo mismo con el maldito chico. Y la chica del pelo moreno sonrió al verle y se acerco a la verja que contenía el recinto… y miro entre sus huecos intentando miras al chico que estaba de espaldas ajeno a lo que ocurría fuera de ese momento.

Ella se tocaba el pelo y se mordía el labio inconscientemente. Se la veía nerviosa como si fuera a hacerle algo malo al niño… Así que la madre que siempre estaba atenta, salio corriendo hacia el público y cogiéndola del brazo firmemente le hizo levantar la cabeza…

Seth que había visto por el rabillo del ojo todo aquel suceso salto fuera de su silla y fue corriendo a la verja a proteger a su vieja de cualquier cosa que pudiera ocurrirle y se aferro a la verja cascando sus dientes al vacío mientras intentaba escaparse del cautiverio saltándola… El publico salio corriendo y solo quedaron su madre… la niña… Seth intentando escaparse y a su padre conteniéndolo.

Era una situación muy tensa cuando la madre rompió el silencio que se cortaba con cuchillo.

Grito… - Tú… -a ti fue a la que te mordió cuando era un chiquillo, te dolió y vienes a tomar venganza!!!

A lo que la chica comenzó a llorar y dijo- no… -entre lagrimas sinceras.

Aflójese la mano y calló la niña al suelo, Seth se calmó medio gramo…

La madre se arrodillo al lado de la niña y levanto su rostro empapado.- ¿Entonces que querías mona? -Vertió sobre su cara como un calido manto.

Sólo quería verle… le buscaba desde hace años… el otro día escuché que andaba aquí trabajando y la curiosidad me llevó hasta aquí sin darme cuenta de lo pasado.

- ¿Entonces quieres vengarte por el mordisco?

- No… vengo a devolverle el regalo -y abrió su mano y le entrego un colgante con una serpiente que sucede que Seth le puso en el cuello antes de mordérselo.

Todos se quedaron extrañados… Todos menos Seth y ella… Danila, era su nombre escondido tras tantos años… y le cuenta que el primer día de clase todos estaban alborotados.

Que la profesora les hizo sentarse a todos en un corro enorme y que al principio estaba todo tranquilo y calmado, que ella le estaba mirando a los ojos porque parecían mágicos y que la maestra le pido que se presentase ella, y con ello al levantarse justo enfrente se levanto él como si fuera un espejo.

La maestra indignada le dijo siéntate! y no le hizo ningún caso, le grito y chillo y Seth estaba allí parado mirándola a ella y ella sin poder decir ni su propio nombre… Así que la profesora cansada le ordenó que se presentara y allí mismo empezó el caos.

El niño de la derecha se río al escuchar el extraño nombre de Seth y este no corto ni perezoso le mordió la nariz… ante el revuelo montado se montó la fiesta y ella sólo veía como Seth se acercaba mordiendo y arañando a todos los presentes que se cruzaban entre sus dos miradas gemelas.

Y fue todo en un momento cuando sus miradas se toparon con un beso, uno muy sonoro como ella recuerda y cayeron al suelo los dos juntos… sintió sus manos reptar por su cuerpo en una caída que no duro ni un segundo, y se quedaron allí mirándose.

La maestra tiro del niño pensando que la estaba atacando y Seth se agarró a ella mordiéndola en el cuello con extremo cuidado y sujetándola por debajo de los brazos hasta que le arrancaron por la fuerza.

Ella se quedo llorando, sorprendida por todo, pero también cuenta que desde el principio se dio cuenta que el no quería hacerle daño, de alguna forma ella era la única amiga que el había buscado y que fue la mala fortuna todo lo que allí había sucedido, se dio cuenta al ver el colgante que él la había dado.

Entonces? No lo comprendo… musito la madre dudando.

Ella se levanto secándose las lagrimas con la manga de lino… y se acerco a la verja con Seth totalmente relajado… le miro a los ojos y no dijeron nada mas… ellos estaban en otra parte que no era ese lado. Sus ojos eran como una selva espesa lleno de serpientes por todos lados, sus cabellos se movían como cobras hambrientas y los colmillos de Seth brillaban entre jadeos. Sus manos se escurrían entre los agujeros de la verja y se tocaban la cara y las manos.

Ella dijo… te devuelvo tu serpiente…

El susurro… yo también te había buscado… quédatela para que vuelvas a traerla.

Lo se –dijo ella.

Y ya estaba todo perdonado…

Cayeron las verjas… los miedos, los daños, cesaron las rejas y mantenerlo aislado. Ella se mudo a su casa, porque curiosamente en una familia de encantadores de serpiente, fue una chiquilla inexperta quien con 3 años había domado a la fiera, que se mantuvo esperando a que ella le devolviera su querida serpiente y el como un loco volviera a tomar impetuosamente sus labios.

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