Una cocina siempre me ha relajado, eso y el agua chorreando
por encima, nadando en ella o mirándola simplemente. Pero en una cocina a la
vez lograba encontrarme, era el sitio más lejano a mi cuarto en mi casa y como
nunca quería estar allí dentro escogí una de las habitaciones más amplias para
instalar mi cuartel general y encima tenía comida y bebida y proximidad a la
salida de emergencia.
No olvidaré mi primera cocina profesional, porque era como
estar en casa, en ese lugar se respiraba familia, había hermandad… el de al
lado moría y resucitaba como lo hacías tu cada servicio y no éramos dioses (
bueno algunos si ) pero casi todos tenían su propia estrella particular. Nos levantábamos
al alba y acudíamos a la cama bien entrada la madrugada, ahí dentro descubrí
tantos espejos con cuerpos diferentes que aprendí a no sentirme especial.
Era uno más de la cadena, un eslabón más que daba fuerza, o
ruido… o algo que no fuera nada, por dar di lagrimas y sonrisas junto a mucha música
cantada o hablada… incluso tarareada porque no se podía silbar. Pero tenía mi
cachito de cielo en pleno infierno y como nunca me dolió nada que no fuera la
muerte, con que no me mataran me era suficiente.
Aprehendí mucho más de lo que lo había echo anteriormente,
de cada uno robe una parte y la modifique para mi, la organización de T, el
alma de Tt y la locura destructiva de M que para más casualidad era otro
caballo nacido en el infierno y con copia de seguridad. Pasaron muchos, pero no
demasiados. Con el goteo constante adquirí habilidades siempre adaptadas hasta
que me valieran como una utilidad, sin cambiar me esencia perdí la sonrisa
incombustible mediante la alquimia por el talento de mover las manos y la boca
a la vez para no detener el trabajo.
Gran invento antes no adquirido.
Pero cada uno se fue a un lugar distinto, una familia
fragmentada que germinaba donde fuera que fuese hasta convertirse en un árbol
invisible al alcance de la vista. Pero vivo al fin y al cabo. Cuando aprendes matemáticas
no sólo conoces a los números sino también a su naturaleza, cuando las dominas
seguro que puedes llegar a cocinar con los mismos principios pues al igual que
conjuntos, se pueden operar entre ellos.
Los elementos de mi circulo, se expandieron por el mundo
contaminados por mi persona y de seguro volverán tarde o temprano a reunirse
bajo un mismo techo, porque con el cielo ya cumplimos el principio del conjunto
entero, al menos mientras no les de por ir a otros planetas, cosa que me
reservo.
Pero hay días que me alegro, cuando me encuentro a alguien
de madrugada al otro lado del océano. Mi familia vive lejos, casi toda ella
menos unos cuantos que nos reunimos siempre que podemos. En cuanto tenga alas
prometo hacer visitas esporádicas y sorpresa, mientras tanto espero que
volvamos a vernos para que el tiempo pasado se condense destilado en historias
que verter en los vasos.
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