Suena pi en el reloj y la noche se pone de puntillas a la hora
en que todas las brujas ya guardaron la escoba y en cambio las lobas y las zorras
continúan de batida. Coloco las ideas y después las desordeno con la mano
abierta para que me cueste recordarlas. Si abres las orejas puedes escullar a
la noche susurrarte lo que necesitas.
Cuando la mayoría de las personas andan sumidas entre sus
deseos y sus sueños yo sigo bailando en silencio por las sombras del salón. No
sea que se me acabe la vida mientras duermo y no vaya a enterarme. Aunque en
verdad sea porque soy un desterrado más de la madrugada, otro hombre con alma de
gato y colmillos de perro. Un mestizo más de la jauría que acampa en la ciudad
rebuscando entre la basura.
Ya no me quedan pensamientos lucidos, ni pepitas de oro en
el fondo del bolsillo… supongo que las esquilme todas. La pila acabo por
agotarse y yo finalmente extermine a ese maldito conejito para guisarlo al
oporto porque estaba harto de buscar inmortales en transilvana. Entonces decidí
tomar la energía del sol como los lagartos y de la luna como los nenúfares.
Así devenir de los días me convertí en la placa de energía
fotovoltaica más completa que a nadie se le pudo ocurrir, sólo que no descanso
mucho y me caliento demasiado… quizás muy rápido y en verdad, resisto bien
durante largo tiempo porque al igual que el Quijote, no sólo pase los veranos
en la mancha.
Sino también el resto del año y eso es como se hace el
acero. Calor y frío a partes iguales y en ambos extremos, pero eso si, de la
marca de la casa, el extraseco. Porque la humedad me mata en todos los sentidos
y realidades. Me sublima y desgasta como una letanía que se repite hasta
hacerte salir de la cama.
Igual que el reloj que asustaba al capitán Garfio yo tengo
mis propios demonios viviendo dentro, pero escogí vivir al margen del tiempo y
sin limitar el espacio. No puedo vivir en el país de nunca jamás porque cumplí
la mayoría de edad y en los mundos de juppi se me prohíbe la entrada desde hace
años por liarla parda. Y es que no es lógico que alguien te diga. Entra y diviértete…
y después no se atengan a las consecuencias para venir con reproches y
reclamaciones. En vez de esos deberían haber dicho algo como: Pasa y pórtate
bien.
Porque en la hipotética ocasión de no haberlo cumplido, aceptaría
de buen agrado las represarías aunque hiciera caso omiso de ellas.
Y es que se puede ser más cuerdo o menos loco, pero hay
veces que de madrugada el cansancio se transporta a otro lugar y los ojos se
abren como claraboyas de un barco al amanecer llevándose al sueño como si fuera
la misma noche. Y entran ganas de bailar hasta quemar el mundo, o beber hasta
dejarlo seco. Coger la cama y fundirse con ella hasta desaparecer en piso de
abajo o viajar allí donde ningún conocido pueda reconocerte y no hacer nada más
que perderse dentro de un espejo después de haber arrasado con las inyecciones
de rutina.
Puedes soñar con todo lo que quieras y anheles ó inquietarte
con las pesadillas más macabras que ningún sádico maquino en su elucubrada
mente… por supuesto descansar placidamente en un estado que esta entre el zen y
la paz absoluta. Pero también puedes fabricar cada noche dependiendo del anterior
día, con los materiales que quieras y sin usar herramientas que hagan demasiado
ruido. Corta, pega, cose y disimula es el talento de los gatos torpes que
caminan sin cuidado por las serpentinas y los espinos mientras piensan en la
siguiente presa a cazar o cuantos ratones caben apilados en una despensa.
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