Dicen que si no lo intentas nunca pasará. Así que te pones a
ello para no ser otra vez quien aguarda en la barrera. Desde allí sólo salpica
la sangre y por mucho que veas, y aprendas simplemente resta salir a fuera a
intentarlo por tus propios medios.
Lleva tanto tiempo metido en un bunker que le cuesta
horrores despegar todo ese polvo sedimentado capa a capa durante décadas. Es la
hora de poner en práctica todas esas horas de observación. Las extremidades le
pesan como si fuesen anclas adheridas a las paredes de la cueva, pero la
intención es como un látigo que le hostiga por dentro hasta que sus músculos
rompen la quietud y se mueven lentos
como un planeta pero tan poderosos como ellos hasta que fracturan los anclajes
que les mantenían presos.
Despierta el jinete de su cautiverio. El fuego comienza a
forjarse dentro de sus pupilas hasta que el conjunto se yergue de nuevo sobre
sus piernas y sus brazos se adecuan de nuevo al movimiento desentumeciendo sin
duda hasta un alma aprisionada entre pecho y espalda. El combate se fragua al
fondo… suenan los metales y las lenguas de fuego. Hoy no quedará nada que no
haya sido inmaculado por el efecto sanador del fuego. Un cuarto de siglo
manteniendo a la bestia bajo el control que aportan las cadenas, para por fin
soltarla hasta que empiece la nueva era.
Bestia inmunda sin piedad ni arrepentimiento, conteniendo
dentro la sabiduría concentrada entre los pestañeos proferidos por su
petrificada mirada que durante tanto estuvo contemplando sin mediar acción
alguna. Ahora libre ajusta el traqueteo de sus huesos devueltos a la inercia
del que no conoce la palabra stop. Sonríe de nuevo conocedor que no se retomará
la paz hasta la madrugada del siguiente día donde las tropas de ambos bandos
van a descansar después de la paliza apocalíptica que se retomará a cada
atardecer hasta que el domingo baje Dios y reparta las nuevas tablas.
Entonces ya será imposible devolver al pasado nada porque no
hay nada que pueda detener a alguien cuyo sueño se trata de seguir bailando
hasta el final le pese a quien le pese con la fe del que tiene la razón y las
herramientas necesarias para que imposible sea el calificativo denotado a su
captura y confinamiento.
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