Conforme pasa el tiempo se va formando una línea divisoria
entre mi persona y el resto de humanos. Nunca tuve corazón, o al menos no ese
referido a la función de latir que venía incluido de serie, me refiero por el
contrario al que siente por nosotros. Ese por desgracia debió perderse en algún
momento de mi pasado que no logro recordar.
Ser duro, no fue tarea fácil… implicaba demasiado y a la vez
era tan sencillo como respirar o caminar, un trabajo simple puede llamarse. Por
el camino aprendí que era el dolor en sus múltiples vertientes. Asimilaba rápido
al igual que cicatrizaba y eso no dejaba de ser bueno. Siempre encontraba algo
con lo que entretenerme clasificando. A los 21 ya poseía una colección de
cicatrices repartidas por todo el cuerpo. Las mejores estaban escondidas bajo
la piel, sangrando algunas todavía… otras en cambio ya formaban parte tanto de mí
como de mi historia.
Deje de ser humano, para convertirme en bestia… y como cabría
esperar no fue cuando me rompieron ese corazón que nunca tuve, por el contrario
si tuvo consecuencias cuando destruyeron ese experimento que tantos años tarde
en fabricar como recambio plausible. Algo artificial pero que con los parámetros
y las formulas, comenzaba a crear sentimientos dentro de mi. Ella llego como el
nombre de su huracán y acabo con ese injerto sintético creado de la nada. No
dejo rastro alguno, ni siquiera constancia de haber existido como una de esas ciudades
que duermen silenciosas debajo del agua de un embalse.
Después de unos años entre el chico que era y el que soy hay
un abismo infranqueable, de esos llenos de dientes en su garganta, dispuestos a
masticarte si das un mal paso. No echo de menos mi vida de antes. Era feliz y
no tenía demasiadas ocupaciones… la libertad era el heno que como buen caballo
masticaba tranquilamente en mis relajadas jornadas. Pero el tiempo pasó llevándose
mis infinitas sonrisas y sustituyéndolas por dulces recuerdos de dolor. El daño
es una palabra compleja. Nunca es igual que el anterior y por supuesto es
totalmente diferente entre uno y otro usuario.
En mi afán de ser el primero en todo, cree mi propio baremo
del sufrimiento, incluyendo sus variables físicas y psíquicas. No todo deja
marca visible y casi lo esencial en cualquier estudio es no dejar nada a la
improvisación. Los sentimientos no tienen cabida en la lógica y como tal sin
corazón capaz de sentirlos tuve que ampliar el órgano sensorial a todo el
cuerpo. Las cosas son diferentes dependiendo del lugar y del cuando.
Cortes eléctricos del tipo papel… quemaduras picantes de
tipo plástico o las comunes de metal caliente. Golpes y más golpes superándose
en carreras desvirtuadas por la extraña victoria digna de un hedonista y por
supuesto todas aquellas injusticias que hacen revolverse de impotencia a mi
bestia cautiva. Cuando me quise dar cuenta quizás ya era demasiado tarde para
detenerme, no por miedo, sino por no quedarme con la incertidumbre. Mi umbral
de esta época ya parece un pórtico de cualquier iglesia y mientras que me quede
vida, seguro que al final consigo construir mi propia catedral con sus bonitas
vidrieras con relieves delimitados por estaño y decenas de colores pintándolas.
Supongo que es porque estoy roto que me han cosido tantas
veces como si fuera mi destino, pero al final de las caídas, despeñamientos y
trastazos… siempre queda levantarse y seguir adelante anotando todo en mi
libreta particular que no es otra que mi propia piel, que ahora ya parece más a
la de una cebra que a mi pasado purasangre… solo que mi gama es más parecida a
la de un tigre que al blanco y negro de mi familia africana. Quizás sólo sea
una mula rayada cansada de dar mordiscos, pero tampoco me importa.
Cuando me miro en el espejo no me veo más viejo o desgastado.
Simplemente veo mis historias repartidas, desapareciendo o volviendo a crecer
como las partes amputadas. La vida no deja de ser una lucha constante por la
supervivencia ya sea en la ciudad o en la selva. Mis manchas me susurran que
están ahí y que sigo vivo. Si diesen medallas y galardones, puede que las mías
fuesen de las más bellas. No por nada en especial, sino porque me muestran mi meteorito
avance cronológico como si fuera una estrella que viaja por la tierra. Hay
gente que se agobia con el transcurso del tiempo por temor al final.
Yo simplemente de vez en cuando descanso del presente y
coloco mi memoria caminando por mi cuerpo mientras que como una flor se abren
las paginas de mi vida repleta del carmesí brillante que es mi sangre bailando
a cada latir de un corazón reducido a una bomba nuclear destinada al cataclismo
de mi persona.
Cuida las cicatrices que te producen el poderte confundir con el fondo. Bien puedes pasar por un lenguado en el fondo marino o un leopardo en plena sabana, siempre camuflado para no llamar la atenció. Pero el corazón hay que cuidarlo para que siga su bonmbeo rítmico y bailarin sin esforzarlo que te tiene que durar toda la vida.
ResponderEliminarPor supuesto... pero mi corazón es independiente de mi, nunca descansa y a él le tengo dicho. Que cuando quiera y llegue su momento se desconecte y no le tendre el menor remordimiento. Mis padres me dieron la vida... él la mantiene para mi.
EliminarSe bueno y no lo alteres por si acaso, que tienes mucho que escribir aún y sobretodo que cocinar.
ResponderEliminarNada de que se rinda pronto... no queremos más parados en este país XDD
Jajajaja yo tb necesito vacaciones :d
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