Acumula toda la energía antes de empezar, después quizás sea
tarde para dar la vuelta e intentarlo de nuevo. Concéntrate como una bomba
antes de estallar, vuélvete un pulsar contenido en una bombilla. Rememoriza
cada paso para evitar duplicar acciones, visualízalo y hazlo cien veces antes
de dar el primer paso.
La magia no es tal como se cree, sino la elaboración perfecta
de un suceso para que todo lo superfluo sea imperceptible a simple vista. Sé un
condensador sobrecalentándose mientras espera a su momento de gloria. Ejecuta
cada movimiento como si no hubiera posibilidad a error. Hazlo de una sola vez
continuando su armonía. Que nada más importe, sigue el rastro hasta la secuencia que roza la
excelencia.
Cuando el tiempo que quede sea menor que el límite de irresponsabilidad
posible, acciónate como un resorte liberado y termina todo lo que estuviera
pendiente, sin importar la dificultad, el esfuerzo o el resto de sentimientos
que enmarañados empañen la visión hacia el objetivo. Céntrate y a pesar de ser
un remolino de distracciones culmina aquello que tengas presente sin
preocuparte del futuro ni las cargas del pasado.
Sé tú, en segunda persona del singular y ayúdate a ti mismo
a encarrilar todo ese caos que va surgiendo como en las aventuras de acción,
soluciona lo importante y esquiva lo demás, incluso un puente puede sostenerse
con palillos para que pase algo al menos una vez.
Corre como si no hubiera mañana, y no olvides en mirar hacia
a los lados, la mayoría de choques son fáciles de evitar si tienes la improvisación
suficiente como para no ofuscarse en un solo punto, la visión periférica sirve también
para rodear un problema a posteriori. Acelera y continua sin poner freno ni
anclas pesadas. Termina con presteza todas las obligaciones, deberes y
quehaceres… cuando estés a punto de llegar suelta el pedal y disfruta de la
llegada, paladea ese momento y regocíjate en la satisfacción del trabajo bien
hecho. Hazlo con la calma de quien abre con cuidado un regalo, exultante y
animado para que nadie pueda observar en tu rostro preocupación alguna
producida por todas las anteriores prisas.
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