Su nombre era el de un famoso maldito, pero era una buena
persona incapaz de vender a nadie. Él colmo fue que nació siendo pelirrojo,
pero su padre nunca se conformó y sin importar las replicas de su insistente
mujer. Incribio a Judas como un nuevo pecador en la tierra. En verdad tan sólo
le apunto en el registro civil. Pero con un nombre así, no esperaba menos de su
hijo.
A los 13 años, nadie se metía con su nombre y los pocos católicos
que hacían alguna broma recibían lo de pon la otra mejilla, la primera decía
que era la anticipada. Y no es que fuera el chico mas violento del colegio,
simplemente es que el no hacia agravios gratuitos contra nadie y no esperaba
menos ejemplo hacia su persona.
Judas, era bueno con los libros, pero no tenía tanta suerte
con el tiempo ocioso. Cuando salía de la escuela el mundo florecía ante sus
ojos y posponía cualquier obligación hasta el siguiente día. Cuando llego a la
universidad ya era todo un hombre… y como tal, cumplía a rajatabla ese deber
cristiano que se basaba en santificar todas las fiestas y como no, dar de beber
al sediento y comer al hambriento.
Con el tiempo todos buscaban a Judas pero pocos le conocían,
seguía siendo como siempre había sido, su cabello era como la sangre del sol, y
su piel una mezcla de luna y canela. En sus ojos brillaban como siempre de
color grisáceo, iguales a monedas de plata y ya por entonces su sangre se
veneraba como la de una leyenda. Se licenció con honores tanto dentro como
fuera de las aulas y cuentan que en la celebración de su despedida
universitaria quemaron sus fieles varias facultades.
A lo que el alega que andaba tomando cervezas con el rector
como atestigua media universidad. El caso judas se archivo tras largo tiempo
sin ningún culpable, tan sólo una reseña como colofón final que rezaba a veces
pasa cuando se mezclan el alcohol y las cerillas.
Ahora trabaja en una gran compañía donde lidera a un grupo llamado
los siete magníficos a los que el mismo fue reclutando por todas los
departamentos. Cumplen con todas sus obligaciones y superan con creces los
objetivos de su empresa embolsándose cuantiosas remuneraciones después de cada
año. De todos es conocido que en la fiesta no hay nadie que los tumbe a
cervezas y tras tiempo encabezando el ranking del último hombre en pie. Han
apodado al fin de fiesta, El cierre con Judas y cada año tiene más adeptos.
Este… acabo de chupitos de absenta con uno de los presidentes de la zona
europea, que a gritos decía, este si es un buen trabajador de la empresa.
En fin Judas, lo tenía como el culo durante años no levantaba
cabeza, se metía en todos los problemas posibles y trataba de salir de ellos
sin pedir ayuda. Contra más luchaba más percances tenía, y lo que a otro le
hubiera hundido en la miseria a él le daba más fuerza. Claro que cayó, durante
un largo tiempo se precipito sin freno a ese pozo de la locura donde sólo los
cuerdos sobreviven y allí, abajo en la oscuridad y cagado de miedo, peleando
por no rendirse y con las esperanzas dentro de la concha de un caracol. Sonrió
y por primera vez en la vida. Dijo de esta espiral pienso salir yo. Así que
manos a la obra, salio de ese lugar de la única forma que había, disfrutando
hasta en los peores momentos. Y es que alguien como él no mataría a nadie que
no fuese su propia persona.
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