Lo que se hace tiene un precio, no se nota si no lo ves,
pero cada acción tiene una repercusión visible o invisible asociada. La reacción
siempre sucede, únicamente hay que verlo, lo malo es que contra más bueno eres viéndolo,
menos atención prestas a lo cotidiano y normal.
Sólo tenía que perdonarse a si mismo. Dejar de ser el
culpable de un pequeño error anclado en el pasado. Ya nada importaba en
absoluto y en verdad nunca lo había hecho. Lo que pasa… pasó y no importaba lo
mucho que la quería o lo especial que se sentía cuando ella estaba.
Simplemente es que no supo jugar sus cartas, perdió y lo
peor de todo es que no se conformo… quizás nunca haya aprendido a perder algo
que fuese ganando, pero no. Siguió buscando la revancha a un juego que ya ni
siquiera existe porque es imposible de recuperar. En vez de aceptar la derrota
deportivamente y seguir adelante en su vida. Se olvido de avanzar y se quedo allí
aislado donde nadie puede ayudarle.
Pasaron años hasta que volvió a levantarse y actuar con
normalidad. A veces creo que nunca se perdonó por aquello, pero ya ni casi
habla de lo ocurrido, se ha ido olvidando con el efecto que tiene el presente a
cierta edad. Pero ya no juega como hacía antes, ahora es más ácido y perspicaz.
Jugar al póquer con él tiene relacionado tirar el dinero y en el resto de
juegos el panorama no es mucho más inocuo.
Cuando estas en la misma mesa que él, se le ve una chispa en
los ojos que parece fuego, no es demasiado ludópata como podría parecer, pero
sigue teniendo un ansia ganadora carcomiéndole desde dentro. Ya no tiene
piedad, ni compasión. Quizás aquel día de perdidas tuvo un efecto bueno en él,
o en cambio obró de forma totalmente opuesta.
Porque por mucho que perdone no olvida, ese es su mayor
problema, puede perdonarse a él mil veces y recordarlo mil y una. Cabe la
posibilidad que sea una culpa conjunta. Que sea una historia de dos eternos
rivales, dos seres que dominan y un único universo como premio para una misma
ciudad. Podrían ser Romeo y Julieta si sus problemas no se los hubiesen causado
ellos mismos en un cruce de caminos que nunca debió ocurrir.
Lo que es cierto es que hay tantas posibilidades como azar
entra entre las aristas de un dado. Pero si no hay duda de algo, es que es
chico más afortunado que he conocido en el juego. Siempre he tenido la duda de
si aquella perdida en concreto fue casual, o él lo hizo para ganar el resto de
su vida a cualquier cosa que no fuera ella.
Lo que cuesta ser clemente con uno mismo y acercarse a paladear los malos tragos como experiencia para el paladar cuándo se nos cae a pedazos el cielo de boca.
ResponderEliminarUn abrazo
Esto de escribir por el móvil me mata. Te dejo el "la " que se quedó en algún lugar de este minúsculo y odioso teclado. XD
ResponderEliminarSiempre cuesta y mas cuando es uno mismo. Aunque lo importante es saber minimizar lo malo para seguir degustando lo bueno que queda de mundo :D
EliminarY tranquila, mi cerebro fracturado habia comprendido el significado e intuido alguna ausencia jejeje.