Bailando hasta el amanecer espero a que la noche se muera
de sus cenizas nazca el día para dormir tendido en telarañas
junto al fresco que sopla el viento y las sombras de la
mañana
y seguir viviendo sin vivir con una cadena atada a las vértebras.
Siguen habiendo un sinfín de lugares a los que no volver
nunca,
allí donde habita el silencio y las horas son como puré de
patata
tampoco irás de donde te echaron, no por orgullo sino por
delicadeza
no guardes venganza enfriándola por décadas pero no olvides
nada.
Porque aunque el pasado no vuelve jamás el futuro solo
guarda
sorpresas a los que no estuvieron atentos al partido ni a la
historia.
Huye siempre que puedas sin miedo ni temor si puedes causar
daño
guardando el dolor el formol y conservándolo por si hiciera
falta luego
pues no hay cosa más siniestro que lo que uno se produce a
si mismo.
Ríe, canta y silba… no pares aunque otros te lo digan,
tampoco me hagas caso
y ve donde tu quieras pues el camino del destino es el que
se anda y no el soñado.
Y mientras duermes descansa para cuando no puedas y necesites
un alivio
O dos… o los que sean necesarios para que aunque sin cumplir
un objetivo
valga la pena haber salido al mundo, para comérselo, follárselo
o observarlo
porque por muchas veces que fusilen al sol, siempre amanecerá
tarde o temprano
y es la libertad que nos queda haciendo pelotillas en los
bolsillos la que seguro
usamos para dar al termino de libre albedrío lustre al
nombre y más o menos brillo.
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