A mi me importa un pimiento montado sobre un cojón y medio
de indiferencia. Antes dirigía gente hacia mejor o peor puerto… ahora estoy en
el paro pero sin importarme demasiado. Nunca suelo estar mucho tiempo sin hacer
nada. Hay dos debilidades en mi vida que no puedo tolerar, la ausencia de libertad y el aburrimiento
densificado hasta volverse puro tedio.
Todos lloran porque les bajan el sueldo, se indignan y hacen
huelga porque estiman que por sus ocho fabulosas horas deberían cobrar más. Policías,
bomberos, médicos y ahora hasta los basureros. El día que los políticos se
incluyan a la moda prometo quemar el mundo y bailar sobre sus cenizas porque
sino hay piedad para mi, no la habrá para los demás.
Medio mundo anda quejándose por el asunto del empleo, pero
las listas del inem están atestadas de españoles que hablan más de lo que hacen
y en estos momentos hay incluso una gran masa de extranjeros que cada vez más autóctonos
se suman a la protesta. Otros aceptan salarios muy por debajo de su valor real
mientras corruptos como el resto del país estafan al paro mientras cobran un
salario en el color más famoso de aquí… el negro que más bien debería sustituir
al rojo y amarillo de la patria.
España, nación de estafadores y piratas de esos de la calavera
y las tibias cruzadas, ya ni siquiera navegan por el mar sino en las nubes pero
siguen siendo una autentica lacra. No me siento de este país donde la única
justicia que queda además de la de Quijote y Sancho Panza es la que sale en los
telediarios y rara vez es imparcial como debería ser. Así que aún siendo
manchego reniego de mi estado, porque sencillamente a ningún egipcio se le
hubiese ocurrido jamás construir una pirámide invertida, pero aquí más de una y
de dos he llegado a contemplar.
Puedo quejarme más de lo que aporto aparte del bidón de
gasolina, el paquete de cerillas y la mejor sonrisa extraída de las
profundidades del averno. Pero hasta yo se que aún en el mas crudo infierno se
bailar sin perder la compostura. Ojalá supiera yo fingir que no veo la realidad…
pero hasta los países industrializados con su polución adherida hasta la medula
fabrican tifones y desastres naturales apodados con nombres de mujer.
¿Desea un cataclismo?
Elabórelo a la carta y gusto con todas las características
que usted desee. Es el eslogan que muchas grandes empresas empezarán a vender
siendo del sumo agrado de los señores de la guerra y otros poderes inmersos en
las sombras.
Por eso quemar el mundo pierde relevancia en gravedad,
frente a la gran cantidad de beneficios que con mi trío de ventajas obtendría.
Devolver a la tierra lo que le pertenece… que digamos que es
la más noble.
Dar iluminación gratuita a todas aquellas personas con
asuntos turbios en las sobras.
Y ofrecer tanto calefacción como servicio barbacoa a todo
aquel que precise alguna de ambas cosas.
Si me ves por la calle con un bidón de gasolina, sonríe por
la ironía que tiene ver a un candidato a las oposiciones de bombero quemando el
mundo al estilo Nerón pero sin arpa tiene su encanto. En cambio si me ves
sonriendo con las manos vacías… directamente corre en dirección contraria
porque eso significará que he dejado de preocuparme por las consecuencias y por
entonces ya habré iniciado el incendio que devastará el mundo.
Hay gente que piensa que nunca llegaría a nada, muchos de
ellos en esta época están incluso peor que yo… otros apostaban por mi la típica
calderilla que llevasen en los bolsillos tras un día de compras. Si logro
conseguir mi sueño, seré como el meteorito que extinguió a los dinosaurios… Al
menos el lo hizo sin la mayor intención, a mi por el contrario cada día tengo más
ganas. Mañana lo haré sin falta… después de un día trabajando de extra no
pienso hacer nada de nada en las próximas horas. No por vago, sino porque como
empiece no acabo y paso como decía al principio de ser el culpable de que el
mundo se vaya a la mierda.
No me arrepiento de ser yo, sólo que a veces me molestan
demasiados en el mismo vagón del convoy donde viajo. Inocente de todo delito
que no haya cometido… por si acaso cada jornada me levanto mirando al cielo
mientras aguardo a ver si tengo suerte y cae una estrella y de paso me facilita esa tarea de limpieza de
todo lo que no sea necesario.
No les demos depresión, que es lo que quieren.
ResponderEliminar