Algunas cosas se saben por adelantado
se huelen incluso antes de ir al fuego
se intuye cuando raja la carne el acero
la melodía de la sangre y el cuchillo
y cada trozo produce su propio sonido.
Y suspiran sus espinas esa dulce melodía
dejar que su silueta salude a la luz del día,
brillen sus escamas relucientes y que ría
bailando como una posea con gran alegría
antes de caer rendida y quedándose fría.
Es un final productivo...
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