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domingo, 17 de mayo de 2009

Punto final.



Rebusco debajo de la cama y extraigo el maletín. Introduzco la llave y pongo la combinación correcta. Las pestañas saltan al unísono y muestran el interior de acero. La pistola reposa en paz e intento no hacer mucho ruido para no despertarla. Duerme el sueño de los que no guardan remordimiento alguno. Placentero y profundo como los suspiros de oso dentro de su cueva. Aguardando tranquilamente a que su descanso termine.

La saco de su cama de terciopelo rojo y cojo un puñado de balas de punta hueca. Admiro su perfecta figura de cristal y oro. Desenrosco la cabeza y la coloco con cuidado sobre el tapete. Labro con una gubia de metal los cuerpos de tres balas idénticas. Las bautizo a cada una con su nombre menos a una que marco sin mirar y le doy un mismo destinatario particular. Les escribo su vida y su historia con calma.

Sin pizca de prisa… las deposito una a una para que duerman en la justicia que les he dado. La única palabra su guía… Sin más pensamientos que hacer blanco y repartir su funesta carga liquida.

Trato a sus cabezas con cuidado sacándoles brillo con una servilleta de limpiar cristales. Lustro sus puntas de teflón y les susurro el secreto de su poder de penetración. Preciosas y letales guardan silencio esperando a que les de la vida. Cojo una jeringuilla y una probeta… mezclo a tercios el veneno que aun se desliza por mi sangre, con una carga de salino y esencia de ajo y por si nada de ello tiene efecto. Dulce opio liquido mezclado con acónito… una concentrada masa capaz de tumbar a un elefante y llevarlo a su nefasto cementerio.

Un poco de fuego hace que la mezcla se homogenice… el vapor que exhala huele tan toxico como parece… bajo la llama y las burbujas desaparecen dando un color negro a la mezcla final. Introduzco la aguja del cuenta gotas y pipeo cantidades iguales a los 3 proyectiles… una vez acabado doto de sus cabezas a sus respectivos cuerpos y después introduzco los cartuchos en sus respectivos alvéolos. Limpio sus fulminantes con el dedo ensalivado frotando sus bases en una metódica letanía.

Pongo los 3 espacios vacíos delante antes de cerrar el tambor. Me pongo las correas y me las ajusto, fijando así la funda de cuero a mi cuerpo. La coloco debajo del brazo izquierdo junto al corazón. El revolver dorado Colt Anaconda se enrosca en mi pecho con su munición mágnum durmiendo en su vientre. Los latidos chocan fuertes con su acero. Pero con ello la mantienen en reposo calmada de que yo este ahí.

Nadie le hará daño sin pasar por encima de mi cadáver, y eso la hace que respire tranquila… esperando a realizar los designios su destino. Me pongo una sudadera con cremallera lo suficiente holgada para que no marque el bulto de la culata y anudo el palestino alrededor de mi cuello. Crujo los nudillos y subo el volumen para acomodarme al ritmo de la calle.

Acaricio la puerta de mi casa y la cerradura se corre tras mis pasos. Respiro fuerte y entro en el ascensor… mentalizo el rostro de mi objetivo mientras me introduzco una ración extra de ánimos para la misión. Saco una baraja y corto dos veces. Escojo una mano y debajo aparece un as de tréboles… en la otra una reina de corazones. Sonrió y la justicia echa los dados sobre la mesa… sus aristas ruedan y chocan dando golpes a la madera hasta que paran… Ella pierde y la banca exige sus ganancias.
Alzo la nariz y oteo el aire en busca de su aroma camuflado en el viento. Capto una pequeña esencia que me resulta familiar. Subo el volumen y comienzo la carrera… esquivo a los peatones hasta que me toman finalmente por un corredor estable y me hacen el paseíllo... Corro en busca de mi victima con el aliento rugiendo en mis pulmones… el momento riega de adrenalina cada uno de mis músculos.

La luz verde que apareció en el ordenador me otorgo el regalo que durante tanto tiempo había esperado. Ella era un blanco fijado hace tiempo atrás que por su utilidad de investigación sido respetada y conservada con vida. Pero la espera se había visto recompensada con el cese de su inmunidad.

Su final estaba escrito cuando rompí la mandíbula a dos cazadores que también querían hacerse con su captura y con la imagen de esos dos tíos sangrando en el suelo la presa me había sido cedida por el resto del elenco respetable para mi disfrute.

Seguía husmeando su rastro que cada vez estaba más cerca y que me llevo sin dilaciones a los límites de su territorio. Agache la cabeza para burlar a los centinelas de los puestos fronterizos. Conocía sus posiciones tras tanto tiempo de relaciones cruzadas. Yo volvía a ser un suspiro entre la gente. Un muñeco de barro más enmascarando a un asesino nato debajo de su arcilla.

Tome la opción y comencé a correr callejeando las vías principales mientras me mantenía a una distancia adecuada del rastro. Avance varias manzanas antes de que el primer centinela relacionase mi errática carrera… al pasar por su posición quiso echar mano a su intercomunicador con la mala desgracia de que me había percatado de su artimaña y en un deslizamiento agarre con la izquierda su mandíbula mientras que con la derecha golpeaba rotundamente su cuello en un único impacto que lo partía en dos. Esas argucias eran demasiado evidentes para mí.

Su cuerpo se precipito como una bolsa de basura… haciéndolo rodar lo deposite debajo de un coche de cualquier utilitario. Y proseguí la carrera sin levantar la mas mínima sospecha. Hasta que el olor me informo de que ella estaba allí.

La visualice en la ventana de un tercer piso… en medio de la habitación… la excitación no me permitió concentrarme para saber de cuanta gente la acompañaba y mis pasos aceleraron la carrera hasta llegar al portal de abajo.

Un guardia vino a mi encuentro… y hallo el mismo final que su antecesor curioso… El cuchillo rajo su garganta llenándolo todo de una fuente de gruñidos líquidos que lo ahogaron en un mar de asfixia.

Deposite el cuerpo en otro coche y mirando la vigilancia de dentro del edificio desestime el enfrentamiento cuerpo a cuerpo con el resto de la seguridad. Esquive un par de cámaras camuflado con la normalidad de quien no tiene miedo. Escale la fachada como un geco habilidoso… llegue al tercer piso y entre por la ventana de la habitación contigua. Su voz sonaba dentro del salón acompañada de 2 hombres que cuando contemple desde la ranura de la puerta ví que eran sus mejores secuaces.

El gordo cabrón era un soldado mercenario que había matado tantos hombres como kilos pesaba… a su lado un hombre fino pero no menos peligroso… Ese tarado mental ostentaba el titulo de asesino en serie mas buscado. Sus perseguidores sólo conocían su firma en las victimas y no su rostro… y exclusivamente los que nos movíamos en estos círculos sabíamos que era porque el chiflado era un detallista en borrar sus huellas.
Un trío calavera terrible y peligroso, engrosando el talón a percibir hasta las 7 cifras… Pero en ese momento ya no daban miedo alguno… la adrenalina corría pura por mis venas como perlitas de pasión desbocada y un toque de coherencia me hizo encontrar otra pistola debajo del colchón de su cuarto.

Recordé el tacto de la pistola que le regale aquel día… una Águila del Desierto plateada… un calibre 50 con unas balas malintencionadas y ruidosas silenciadas por el gas. Quito el seguro y saco a Némesis a jugar… Acciono el martillo del revolver con el pulgar de la mano derecha y rozando el gatillo hago chasquear la púa.

Dos disparos más al vació harían comenzar el concierto… aunque el primero ha puesto en alerta al obeso que se ha puesto en pie y se dirige hacia la habitación sin que los otros dejen su conversación. Un chasquido más y su pelo se eriza a dos metros de la puerta… sus dudas se incentivan mientras busca el tacto de su pistola un chasquido da la señal de alarma y mi pierna hace pedazos la puerta de madera arrojando los trozos contra la cara del inmenso elefante… 3 disparos al pecho con la pistola mágnum le sientan de culo en el suelo… un tiro con la pistola plateada que acierta plenamente entre los dos ojos del sádico hace que las centenares de victimas acumuladas entre los dos respiren aliviadas tras la vendetta cósmica.

La miro a los ojos y arrojo su pistola humeante a sus pies… la sangre cae por todos los agujeros abiertos y el olor a carne chamuscada emana del primer cerdo abatido. Ella me odia y el sabor de su sentimiento es tan sabroso como recordaba. Le presento a Némesis y ella recuerda su figura áurea.

Le digo que todo ha acabado y que no intente hacer nada… que todo terminara en su momento pero que estoy esperando a que todo comience a sonar como debe ser… en ese momento el solo de guitarra destapa la sed de sangre de Némesis y el primer disparo llamado Justicia le quita el sombrero de la cabeza y vierte su veneno en una prenda tan querida…

El segundo disparo Verdad borra su sonrisa de su cara… impacta directamente en su hombro derecho dejando caer su pistola hábilmente camuflada en la palma de su mano… el veneno es raudo como la luz y rápidamente inunda sus venas tiñéndolas de negro en el recorrido de la sangre por su cuerpo… marca raíces de rabia en el lado derecho de su cuello y cara… muestran la verdad de su esencia diabólica. La pertenencia a una raza de leonas descastadas y urbanas… sin el rugido de las llanuras africanas… ni el empleo de la cadena organizada que desmontó a tu antojo… cazaste a los ejemplares que deseabas en vez de cazar lo que la naturaleza te daba.

Apunto con rotunda sentencia aun humeando por sus anteriores afirmaciones y acaricio el gatillo por última vez… lenta y profundamente como quien cumple el deseo que duerme en el recuerdo de los tiempos… vamos a jugar a decir mentiras y un te quiero se hace de piedra en la caída mientras que la bala destapa la carne y el hueso que cubre su corazón… dejando un hueco burbujeante y ahumado donde antes el odio latía como el motor de un coche alimento con ácido y veneno.

Una luz me ilumina y un par de Ángeles bajan a darme las gracias por haber encontrado la verdadera razón de mi existencia. Cazar a un León descarriado que había dejado de luchar junto al mundo para cumplir sus propios propósitos egoístas. Me devuelven el arco y las flechas y cancelan mi contrato para darme la libertad.

Conservo a Némesis y cuando saco el casquillo usado recientemente aun caliente descubriendo el nombre de la única bala que no había escrito mirando… en ella Ad hoc brillaba en fuego sobre el nombre de Gabrielle…

Fin aparece en la pantalla cuando comienzo mi nuevo viaje a ninguna parte… la justicia cósmica ha servido un plato caliente de karma y tan satisfecho por la comida… brindo con un trago de verde bebida espirituosa flambeada con azúcar.

Enfundo a mi dorado amigo mientras salto por la ventana directamente a la acera… caigo con un sordo sonido a gato habilidoso y lanzo una flecha desde el portal directamente al cielo… en su trayecto pido un deseo… cuando una chispa explota en el sol, sé que se ha cumplido… Gabrielle ha muerto y su veneno suda por los poros de mi piel en hilos negros de desidia… por primera vez en mucho tiempo el cielo no amenaza con desplomarse sobre mi cabeza.

Y el free bird suena mas claro que nunca… el cielo abre su escalera a su nuevo arcángel vengador y la espada de fuego sigue esperándome en el cielo. Cancelo mi nuevo puesto en la cadena de mando… y me pido los años sabáticos suficientes para poder correr sin sentir el aliento de un león en el cuello.

Sin depredadores los animales salvajes puedes volver a respirar tranquilos… la nueva vida llega con aromas a tomillo y romero… el verano despunta en el horizonte y los campos estarán listo para que escriba versos con mis pezuñas. Me arranco la sonrisa victoriosa de la cara y la arrojó al suelo. Le prendo fuego y veo como se consume para honrar a los caídos… la justicia sigue marcando mis pasos… y nadie es digno de morir a mis manos sin recibir bendición alguna ni asistir a una muestra de irónica condolencia.

La amnesia come sus nombres junto a sus recuerdos para que los remordimientos no hagan mella a la mañana siguiente. Me viene a la memoria el sabor a coco tan delicioso como el primer día… subo la escalera para no desperdiciarla pero me quedo en la luna.

Paso el día corriendo junto a Goliat y le enseño el idioma de las estrellas al desaparecer el sol. Me mira con sus ojos de lava flameando en sus cuencas… tiene la pasión de la difunta Gabrielle… pero al menos el siempre ha querido estar a mi lado.

1 comentario:

  1. Ritmo vertiginoso, narras tomando fotografías de un mundo que existe pero la mayoría de gente no puede ver...; realidades duras, llanas, sin parafernalias.
    Continua, no me quiero perder tu próxima fotografía escrita!

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