Pedro Jesús es el mejor hermano que ninguna bala perdida
pudo tener. Podrías pensar que un revolver daría más juego a esa función. Pero
una pistola solo sabe pegar tiros… no entiende de personas ni tiene opinión ni
tampoco ideas. Tu padre, sí que las tiene, y aparte son buenas o bastante más
coherentes y responsables de lo que yo nunca hubiese elucubrado.
Si a tu padre se le da algo bien, es cuidar a la gente. Se encargó de
protegerme hasta de mí mismo desde sus dieciséis años. Así que a su edad de
ahora es como si hubiese criado casi un hijo y medio. Por eso lo cambiaría por
nadie del mundo, porque si estoy aquí ahora escribiendo es porque el hizo algo
sobre ello.
Es buena persona, duro como el diamante pero flexible como
el mimbre. Siempre hace las cosas de buena fe y para él la palabra asertivo es
como si de la Biblia se tratase. Se pone en tu lugar con más facilidad que si
fuera el mismo. Eso algo que le honra, asi como que siempre tiene tiempo para
ti. Por muy poco que tenga, te ofrece algo aunque le venga mal. No sabe decir
no. A veces es demasiado bueno, que no tonto.
Porque de eso no tiene ni un pelo, si… al menos tiene más
pelo que yo, o que el abuelo… es otra de las cosas en las que nos ha superado,
aparte de la carrera. En eso de estudiar, le pasa como a la tía Marta. Su poder
de concentración no es maratoniano, ni titánico, ni de dioses. Va incluso más allá.
Destila paciencia a base de licuar esfuerzo en estado sólido y mezclarlas con lágrimas,
sudor y sangre.
Es un alquimista que no logro convertir en oro las cosas,
pero si alcanzar sus metas de forma memorable y envidiable. Cuando yo pienso
que me quiten lo bailado, siempre termino recordando que en la excelencia mi
hermano me gana la mano. Y no me preocupa en absoluto que nada pueda pasarle,
porque siempre ha tenido alergia a la violencia y el desorden.
Si los budistas fueran del infierno de la Mancha en vez del
helado Tibet, ninguno hubiese encontrado la paz interior. Pedro Jesús en cambio
tiene plantados el doble de campos de los que haya de azafrán en la región. Me
aguanto a mí, al abuelo y encima conservo el pelo… No hay nadie que pueda
superarle… y si lo encuentras dímelo… y yo me encargo de destruirlo.
Mi hermano… me hizo
el mejor regalo del mundo. Se llama Nuria y es mi ahijada. Tiene sus ojos en
una gama más bonita. Y al igual que hizo conmigo, yo tengo que cuidarte a ti.
Por eso no importa la distancia, ni lo difícil que sea. Él nunca me dejo por
imposible y tú tienes mucho mejor sonrisa de la que yo pude tener. Así que mi
dulce niña dale un beso a papa y hazme un favor. Ya sé que no puedes quedarte
eternamente como un renacuajo, hasta las ranas deben de crecer. Pero cuídale
siempre. No porque sea tu padre, o mi hermano. Sino porque nunca ha sido tan egoísta
de pedir para sí mismo. Y a veces algo tan noble se debe de compensar. Dulces
sueños princesa pues no hubo ningún rey mejor en castillo alguno.
Bonito y de agradecer que la unión entre hermanos sea tan grande, pero la llegada de una hija/sobrina es un acontecimiento sin igual, es dar vida a la vida, por eso me alegro de que ciertos momentos de la vida se den, ello es sinónimo que la vida sigue su curso, como un rió desde que nace hasta que llega al mar.La experiencia, las vivencias con la presencia de una nueva personilla, es lo mejor que te puede suceder. Vuestro tío Ricardo.
ResponderEliminarBienvenido tio!!
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